Capítulo 42.
Alena extiende su mano temblorosa y comienza a acariciar esa pequeña cicatriz de aproximadamente 3 centímetros de diámetro donde se sentía una textura de incontables veces en las que había sido regenerada esa pequeña parte de piel.
— Igor es quien se encarga de suministrarme el medicamento cuando entro en crisis— declara Randolf.— Por eso cuando siento que estoy perdiendo el control… cuando siento que la bestia está tomando el control de mi cuerpo y de mis movimientos necesito acercarme a él. Realmente siempre lo necesito cerca.
En ese momento Alena sonríe de manera intrigantemente cautivadora.
En un instante tan lleno de tensión, de secretos confesados y de tantas dudas reveladas finalmente puede sonreír porque el…
“Te necesito” “ Nuestro secreto” “atáscala”
Todas las palabras que había escuchado, las frases que había malinterpretado finalmente cobraban sentido.
Se había torturado por escuchar conversaciones que no le correspondían, por escuchar palabras a medias.
— Entonces sigo te