Capítulo 11.
Alena se queda en esa ventana perdida en sus pensamientos el tiempo suficiente para que el sol que se encontraba en lo alto del cielo ahora se estuviera metiendo y llegara el ocaso.
Alena se sorprende al escuchar la puerta abrirse y al girarse se encuentra con la mirada tímida e insegura de Johana.
— ¡Al!— Grita ella al mismo tiempo que corre a abrazarla.— Creí que Minerva te había hecho algo, no regresaste y temía por ti, lo siento, lo siento—Decía la joven entre jadeos.
— Ssshhh, sssshhh — La tranquilizaba Alena al mismo tiempo que tallaba su espalda con dulzura.— Estoy bien, estoy mejor que bien.
— ¿Es verdad? ¿Estás al lado del Señor? ¿ Serás su amante? — La mirada intrigada de Johana dejaba claro que Alfa Randolf no había dado explicación clara sobre su lugar ahora.
“¿Querría ocultarla?” Piensa ella.
En ese momento la puerta se abre y Alfa Randolf entra dejando clara su fuerza.
Johana de forma automática baja la mirada.
— ¿ Es ella?... La ayudante que pediste— Pregunta el Alfa