Pov Narrador
En medio de la oscuridad de la noche, una sombra se mueve entre los árboles; es sigilosa y rápida. Unos ojos violetas brillan a través de su capa.
Quiere poner toda la distancia posible con el grupo de lobos para poder conectar con su señor.
Llega a lo alto de una montaña, chasquea sus dedos y, entre la piedra lisa y filosa, se abre una gruta.
Sonidos de criaturas salen desde sus entrañas; sin embargo, él no se siente amenazado.
En su mano crea una llama violeta que alumbra el camino húmedo y estrecho. Encima de él, miles de ojos lo observan, brillando ante la luz que apenas ilumina sus oscuros cuerpos.
Sus garras están clavadas en las pequeñas ranuras, sus cuerpos colgados hacia abajo y sus colmillos brillantes hacen crujidos desagradables.
El hombre llega al final de la cueva y un círculo se enciende en el suelo; en el centro de este se materializa una daga. Él avanza para tomarla, se corta la mano y deja que la sangre manche los símbolos.
Miles de murciélagos pequeños,