Pov Leina
—Oiga, mi señor, yo quiero a la hembra, ¿me la puedo quedar?
Me giré en dirección a la voz para ver a uno de esos Alfas mirarme como si fuera un pedazo de carne.
—Es bastante guerrera; me pregunto si será así en la cama.
Todos comenzaron a reírse de su mal chisme mientras yo ayudaba a esta niña a levantarse.
—Parece que viene en combo, pero yo nada más quiero a la de traje negro. Ya me la imagino cabalgándome como toda una fiera.
Te voy a hacer cabalgar, pero sobre tu propia espada, cabr0n.
Todas las risas y el ruido se callaron de repente, lo que me hizo mirar en su dirección para ver a la mujer de pie.
—Es una traficante y a ustedes parece que se les olvidó.
—No, mi señora, no se nos olvida, pero mírela, es una buena guerrera.
Ahora todos los ojos estaban sobre mí, incluidos los de ella y el miserable de mi compañero. Me dan ganas de clavarle la espada a él.
«Primero hay que mutilarle el coso por prostituto».
—Alfa Neil, traiga a su bestia y que acabe con esto