Pov Leina
Me acomodé la capa y me fui de ese lugar. Miré hacia atrás y ellos empezaron a acercarse.
La perra esa tenía una sonrisa brillante mientras los guiaba a la casa donde se supone que yo estaba.
Apresuré mi paso para que no me encontraran. Crucé en una esquina y vi a otros dos hombres con el mismo uniforme, descubriendo las cabezas de las mujeres para ver sus rostros.
Me di la vuelta rápidamente; casi corría entre las personas. Me aparté a un lugar donde apenas había unos pocos vendedores.
Me recosté contra la pared, respirando con dificultad y temblando de nervios, preocupada por la posibilidad de ser descubierta y llevada ante ese hombre.
—¿Escuchaste lo que le pasó a la manada del Alfa Benjamín?
Mi cuerpo se puso rígido; decidí acercarme un poco más para escuchar a los vendedores que charlaban.
—No muy bien, ¿qué pasó?
—El Rey Guillermo se fue con todo su ejército a su manada y tengo entendido que no dejó nada con vida.
—Espero que alguien lo detenga por b