Maeve
Desperté sintiéndome especialmente incómoda esa mañana, consciente de que en pocas horas tendría que enfrentarme a una clase con el profesor Rogers. La idea no me agradaba para nada. Con un suspiro pesado, me arrastré fuera de la cama y fui directo al baño.
El agua caliente me ayudó a despertar y a disipar un poco la ansiedad por la clase y el encuentro. Me vestí de manera automática, optando por algo cómodo pero presentable, y mientras me cepillaba los dientes, escuché la puerta de mi habitación abrirse.
—Te juro por dios Luca... —comencé a decir, saliendo del baño con la boca llena de pasta dental, esperando ver a Luca con alguna de sus entradas sorpresa.
Pero me callé de golpe al ver a Clau parada en la puerta, una mano en sus caderas, mostrando una expresión de fingida molestia.
—Pasas mucho tiempo con ese chico, —me acusó con una sonrisa juguetona en los labios. —Nos sentimos abandonadas...
Su tono melodramático y la falsa tristeza en sus ojos me robaron una sonrisa, hacién