Capítulo 28.
El apartamento de Génesis se alzaba en lo alto de un rascacielos en el corazón de Manhattan, con las ventanas de cristal que ofrecían una vista panorámica de la ciudad, sus luces parpadeando como estrellas urbanas.
El olor a sándalo fue lo primero que percibió cuando entró a la habitación con suelo de mármol blanco que estaba salpicado con alfombras persas, y las paredes adornadas con pinturas de artistas desconocidos. Un silencio inquietante absorbía el sitio y con cada paso silencioso que dio, sintió que se equivocó de lugar porque no recordaba que hubiera ese aroma cuando se marchó.
Sin embargo ahí se encontraba el aroma rondando por todo el lugar.
Avanzó despacio, con cautela y a la defensiva. Si fueran sus hermanos le hubiesen dicho cuando habló con ellos por medio del teléfono.
Abrió la puerta del dormitorio hallando un bote de cristal en una de las mesas con incienso de sándalo quemándose. A su lado un papel doblado.
Empujó la puerta del baño del mismo modo y se asegur