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Marcelo: 

Le termine de dar el recorrido a la señorita Mckinnon, le mostré la cocina, los baños, las áreas comunes y el balcón que es mi lugar favorito en el restaurante. 

A primera impresión, debo ser honesto, es hermosa. 

Cejas y labios gruesos, mandíbula definida, nariz pequeña, ojos cafe claro, piel blanca y cabello castaño, si es hermosa. 

Si no estoy equivocado, debe medir un metro sesenta y dos o más, o quizá menos ya que tiene tacones puestos. 

Aunque hay algo que note a penas me entregó su hoja de vida, la marca de un anillo faltante, tengo dos teorías sobre ello. Estuvo comprometida y no funciono o está divorciada, aunque la segunda me parece mas lógica ya que dijo que tiene una hija. 

—Eso seria todo señorita Mckinnon. 

—Su restaurante es muy elegante, me sorprende que alguien con su talento y dos estrellas Michelin quiera estar en Los Ángeles. 

—Quise probar algo distinto, así que Los Ángeles me pareció la mejor opción ya que aquí hay mucho turismo y eso es bueno para mi restaurante, por cierto, había olvidado decirle, compartirá oficina conmigo. 

—¿Habla en serio? —juntó sus cejas. 

—No se preocupe por ello, yo no estaré metido en la oficina, no la mayoría del tiempo así que tendrá su espacio. Había olvidado poner otra oficina, me disculpo si le molestó. 

—No se preocupe, no me molesta —negó. 

No sonríe, tengo curiosidad por saber como se ve sonriendo. 

—Si ya no tiene nada mas que decirme —dijo en tono gélido— puedo retirarme. 

—Claro —extendí mi mano— espero que nos llevemos bien. 

—Lo mismo espero Señor Cavalli —estrechó mi mano— con permiso. 

Salió del balcón, me ha dejado intrigado, demasiado intrigado. 

(...)

Dia de la inauguración. 

Hoy era la inauguración de mi restaurante, no estaba ansioso, o creo que si lo estaba no por el hecho de que vaya a abrir mi propio restaurante, si no de verla, a la señorita Mckinnon. 

Creo que estoy loco.. 

Solo la he visto una vez, pero creo que fue mas que suficiente para dejarme completamente flechado. 

Debo mantener por completo la compostura ante ella, no quiero que piense que soy un loco o un acosador, ese no es mi objetivo. Quiero que me conozca, pero debo saber si le interesa conocerme a mi, por que una cosa es lo que yo quiera a una muy distinta que ella. Así que no lo sabré, solo debo ir a paso lento, eso es. 

Me encontraba en la entrada del restaurante recibiendo a las personas que fueron invitadas, entre ellas están algunos famosos que conozco, el alcalde de la ciudad y empresarios reconocidos. Mañana se abrirá al público y vendrán a comer quienes lo deseen. 

—Señor Cavalli, su restaurante es lo más elegante que he visto —comentó de forma alegre el alcalde— nos complace tener a una celebridad tan importante como usted aquí. 

—Muchas gracias señor Alcalde. Espero que disfrute la cena. 

Había entrado a la cocina a supervisar que los pasabocas estuviesen a tiempo. Contrate en total a ocho chefs, cuatro profesionales y cuatro ayudantes, es más que suficiente, dos personas en la barra, diez meseros dos ballets, músicos y el personal de seguridad. 

Invertí demasiado en este lugar, tengo fe de que me ira mas que bien. 

Soy un hombre optimista, me gusta serlo, asi me enseño mi nonna, que el ser optimista atrae los buenos deseos, por eso me gusta ser asi, alguien que le ve el lado positivo a todo. 

—Lleven el vino a las mesas —los meseros asintieron— esta un poco lleno el restaurante, así que sean cuidadosos. 

Sali de la cocina a saludar a algunos invitados. 

—Amigo —Vigo había venido con Samara del brazo— ¿por que estas vestido asi?

—¿Que tiene?

—Estas vestido de chef, creí que usarias un traje o algo asi. 

—Estoy en la cocina, no usare un traje —miré a Samara— buenas noches Samara, luces muy bien. 

—Gracias señor Cavalli. 

—Te he dicho que me llames Marcelo, no me gusta tanta formalidad —ella asintió— pueden ir a su mesa, ya les llevaran vino, tengo que saludar a algunas personas. 

Sabia que esto seria tedioso, pero es mi trabajo y estoy cumpliendo mi meta de tener mi restaurante. 

Desde joven empecé con la pasión por la cocina, gracias a mi abuela. Quería cocinar porque al verla preparar la comida era tan fascinante, que deseaba hacerlo. Creí que mi sueño seria sencillo. Pero mi padre se empeño en joderme la vida desde joven. 

Competitivo y perfeccionista, esas son las palabras perfectas que describirían a mi padre. Obsesionado con ser el mejor en todo, me arrastro sin darse cuenta. La presión de hacer las cosas bien, perfectas y a su modo, me estaba convirtiendo una persona como el. 

Por suerte mi abuela me ayudó a no perder mi esencia y no dejaría que eso jamás pasara, es algo que le agradezco.

Luego volví a la pasión por la cocina, cocinaba por que me gustaba, no para demostrarle a las personas que era el mejor, de eso se encargaba mi padre, le decía a todo el mundo de lo orgulloso que estaba de mi, aunque solo era por fuera, por que para el, yo era la decepción de la familia Cavalli al no seguirle los pasos a mi padre en la empresa. 

Admito que me deje controlar por el. Porque quería su aprobación y me olvide por un tiempo mi sueño y considere tomar el mando de la empresa, pero me di cuenta de que no puedo complacer a los demás y no abandonar lo que me apasiona, que es la cocina. 

Y estoy feliz de haber dejado Italia para al fin construir algo con mis propias manos sin que mi padre lo controle. 

Deje la mesa del par de empresarios que degustaban con rapidez. Al voltear me encontré de frente a Leah, solo la llamo Leah en mi mente. 

—Buenas noches señor Cavalli. 

Tenía puesto un hermoso vestido con muchas flores, no era ajustado. Tacones del mismo color y su cabello suelto y un labial nude en sus labios, lo se por que mi madre usa ese color. 

—Señorita Mckinnon, debo decirle que luce usted muy hermosa esta noche. 

—Gracias —su voz salió fina y suave— ellos son mis padres, Roxanne y Erick. 

—Un placer —estreche las manos de ambos, no me habia fijado de la pequeña castaña que venia de la mano de Leah, me agache a su altura para verla mejor— tengo que decir que eres la señorita mas linda que he visto en mi vida, ¿como te llamas?

—No puedo decirle mi nombre a desconocidos. 

—Tienes razón, yo me llamo Marcelo —me señale— ya no soy un desconocido ¿cierto?

—No —negó— me llamo Roxanne. 

—Tienes un nombre precioso —estreche su diminuta mano— bienvenida. 

Me puse de pie. 

—Por favor pasen a su mesa, hay algunos aperitivos y de nuevo bienvenidos, señorita Mckinnon ¿puedo hablar con usted? —ella asintió.

—Llevense a Roxanne —ellos se fueron— si es sobre trabajo, lo escucho. 

Su expresión era un poco endurecida. Parecía molesta, espero no haber hecho o dicho algo fuera de lugar. 

—No es sobre trabajo, quería hacerle una pregunta pero de forma discreta —me acerque un poco a ella— la pequeña, ¿es alérgica a algo? 

—¿Porque lo pregunta?

—Se ha cocinado una gran cantidad de platillos, sobre todo del mar y algunos postres con nuez y avellana, no quiero que su pequeña pase una mala noche por ello. 

—Lo entiendo y no, no es alergica a nada, aunque no le gusta mucho la cebolla y la espinaca. 

—Lo tengo entendido, estaré pasando por su mesa en un rato, también la presentaré como mi gerente —ella asintió— que disfrute la comida. 

Ella se fue hacia su mesa, no sin antes saluda a su hermana. Yo me dirigí a la cocina a supervisar que tal iba todo. 

—Carlos —me acerque a mi sub chef— prepara un pollo en salsa de naranja que no contenga cebolla por favor, que sea pollo sin hueso. 

—Si chef. 

Me puse al lado de Carlos para ayudar con lo que hacía falta, en un momento haré el anuncio de la apertura. 

Hoy es un día realmente importante para mi, es lo que siempre soñe y ahora lo he logrado con mucho esfuerzo y trabajo de años. Me hubiese gustado que mi familia estuviese aquí, pero se que mi madre y abuela estarán orgullosas de lo que he logrado en tan solo un mes y medio. 

La presión y el esfuerzo es lo único que puedo agradecerle a mi padre. Gracias a ello me volvi una persona constante, jamas me rendi para perseguir mi sueño. 

Sali de la cocina después de supervisar la comida, todos los presentes estaban atentos a mi al subir a la pequeña tarima, los músicos dejaron de tocar y tomé el micrófono. 

—Buenas a noches a todos, gracias por venir a la inauguración de mi restaurante Palace —todos aplaudieron—, es un honor que importantes personas estén presente, de nuevo gracias por tomarse el tiempo de venir.. Todo esto empezó como un sueño bastante apresurado a decir verdad, pero pude lograrlo y a si poder traerles a todos ustedes la mejor comida de toda Europa, tengo bajo mi mando a los mejores chef de Los Ángeles —los señale— y a todo el personal que hará este de un excelente restaurante, a mi amigo Vigo, mi diseñadora estrella Samara —los señale a ambos— quien se encargo de decorar cada rincón de este lugar, por ultimo a mi Gerente Leah Mckinnon, quien hará el trabajo de mantener este lugar en orden y de pie. Muchas gracias. 

Los aplausos se escucharon de nuevo, deje el micrófono en su lugar y volví a saludar a los invitados. Los meseros empezaron a servir la comida. Yo me acerque a uno de los meseros quien tenia el pollo a la naranja que había mandado a preparar. 

—Llevalo a la mesa de la Gerente por favor —el asintió y fue hacia la mesa. 

Fui a la barra por un copa de vino, luego Vigo se acercó. 

—No había visto a la Gerente, vaya que es realmente hermosa y esa elegancia que porta, se nota que es hermana de Samara. 

—No puedo evitar mirarla —le di un trago a mi vino— me ha dejado cautivado. 

—¿Piensas invitarla a salir?

—¿Estas loco? —me reí— no puedo invitarla a salir, a penas hemos cruzado palabras, además se nota que es una mujer dificil. 

—Pues si te gusta, conquistala, de igual manera estarán trabajando juntos. 

—No quiero que piense que soy un acosador —dije un poco irritado— así que veremos después que sucede. 

No soy de esos hombres que hacen las cosas tan a la ligera, me gusta que las cosas vayan a un ritmo correcto, conocer a la otra persona, saber como acercarme y como actuar. 

A si me enseñó mi madre y abuela, a ser un hombre cauteloso a la hora de conocer a alguien. 

—Tomate el tiempo que desees amigo —palmeo mi hombro. 

Vigo se fue hacia Samara quien hablaba con su hermana. Se la llevó a la pequeña pista de baile y empezaron a bailar. 

—¿Señor Cavalli? 

Casi escupo el vino al escuchar a Leah. 

—¿Esta bien?

—Si, no se preocupe.. ¿En que puedo ayudarla? 

—Solo quería agradecerle por la mención, la invitación y por la comida que preparó.. a Roxanne le gustó mucho el pollo a la naranja que hizo. 

—No hay de que, su familia siempre sera bienvenida —le sonrei. 

Ella no respondió, solo se quedó mirándome por un momento, luego mi cuerpo se tenso y no entendia por que. Vaya que ella me pone bastante nervioso. 

—¿Gusta una copa de vino?

—Si por favor. 

Le pedí al chico de la barra otra copa de vino para ella, luego la deje sobre la barra. 

—Siéntese —Le di la silla en la que estaba sentado y yo me quedé de pie—  ¿Nerviosa por su primer dia?

—La verdad es que no, ansiosa es la palabra correcta, hace mucho tiempo que no trabajo. 

—Algo me dice que lo hará bien, brindo por ello —chocamos las copas. 

—Su pareja debe estar feliz por su logro ¿no?

—Oh no no —reí y dejé la copa en la barra, recargue mi brazo sobre esta— soy un hombre soltero. 

—Lo siento, no debí preguntar. 

—No se preocupe. 

Mi mente voló hacia otra dimensión al verla tomar la copa de vino con delicadeza mientras miraba hacia las personas, esta mujer es la definición de elegancia y belleza. 

Joder..

No debo ir tan rápido con ella, estoy yendo demasiado rápido, no debería siquiera mirarla de esta forma por que siento que no es lo correcto, pero ella me lo hace complicado. Es demasiado hermosa. 

—Disculpen la interrupción —su padre había aparecido, tenía a la pequeña en brazos— Roxanne se durmió, deberíamos irnos. 

—Claro papá —dejó la copa en la barra— de nuevo gracias por la invitación señor Cavalli, nos vemos mañana. 

—Claro que si, un placer conocerlo señor Mckinnon. 

—Dígame Erick —estrecho mi mano con fuerza. 

—No lo molestes papá —la escuché susurrar— adiós.

Los tres salieron del restaurante, así que me puse manos a la obra para seguir atendiendo a los invitados.                                                                                                                                                                                                                                                               

(...)

Al dia siguiente.. 

Estaba entrando al concesionario Gomez. Busque en internet un buen lugar donde pudiera comprarme un auto nuevo y según las personas este lugar es el mejor para comprar un auto. Ya estaba cansado de andar en taxi y en bus, no me molesta pero en las mañanas el trafico es horrible y siempre llegaba tarde al restaurante. 

A pesar de que tengo dinero, mucho de hecho, no me gusta alardear de ello. A pesar de tenerlo, lo gasto en cosas necesarias, me gusta lo elegante y lo sencillo. Es lo que caracteriza mi personalidad. 

Al entrar al lugar, pude ver algunos autos que eran de mi gusto y otros no. 

A mi, se acercó una mujer rubia alta. 

—Buenos días caballero, soy Agnes Flint ¿en qué puedo ayudarle?

—Quiero comprar un auto y veo que tienen varias opciones —mire a algunos de los que me llamaron la atención. 

—En ese caso, puedo mostrarle algunos que se adaptan a su figura —la comisura de su labio se curvó en una sonrisa—, le mostraré uno, sígame por favor. 

Solo asenti. Ella se fue adelante contoneando las caderas de una forma que me pareció un tanto exagerada, aun así le reste importancia. 

Me mostró el primero, era una camioneta, es enorme, es algo que no me gusta. 

—Es un Toyota Tacoma dos mil dieciséis, tenemos este en color oliva y negro. 

—Es bonita, pero no es lo que estoy buscando.. Quiero un auto pequeño que no llame tanto la atención, que sea seguro también. 

—Es un hombre sencillo —dijo de forma seductora— le enseñaré un par que tenemos, sígame. 

Me llevo hacia el otra área, vaya que aquí tienen variedad de autos. Hay algunos de los que me llaman la atención. 

—Me gusta este —fui hasta el auto. 

—Es un Audi A3.—abrió la puerta— como puede ver, La tapicería es de cuero, el techo corredizo panorámico y los asientos delanteros con calefacción son estándar, y está disponible con características tecnológicas heredadas de variantes más grandes, como A4 y A6. Puede entrar si gusta. 

Y así lo hice, al entrar pude oler el cuero nuevo, me encanta este auto. 

—Incluye el grupo de instrumentos digitales que Audi llama virtual cockpit y conexión wifi. Si la seguridad es una prioridad, se ofrece con ayudas a la conducción, como control de crucero adaptativo y asistencia de estacionamiento.El A3 viene con un motor turboalimentado de 2.0 litros repartidos en cuatro cilindros, que genera 184 caballos de fuerza y ​​222 lb/ft de torque. Es lo suficientemente ágil como para hacer sobrepasos o unirse al tráfico en la carreter. 

—Es perfecto —toque el volante— me lo llevaré. 

La sonrisa de alegría se borró de mi rostro cuando ella posó sus brazos cruzados y agachó el rostro, cuando lo hizo, su escote se dejó ver. 

No me gusta este tipo de situaciones, me hace sentir realmente incómodo. 

—¿Podemos empezar con el papeleo? —pregunté de forma gélida. 

Ella se apartó del auto y yo salí. 

—Sígame —la seguí hacia la oficina, creí que me atendería otra persona pero creo que es experta en asesoría y papeleo también. 

—Agnes mi amor.. —un hombre apareció— buenos días. 

—Vino a llevarse el Audi A3 —dijo ella. 

—Hizo usted una buena compra —extendió su mano— un gusto, Zack Gómez, dueño del lugar. 

—Marcelo Cavalli, un gusto señor Gómez. 

—Espero que mi prometida lo haya atendido bien —sonrió. 

Con que su prometida.. Vaya. 

—Es una profesional —sonreí de lado. 

—Después hablamos mi amor, te vere para el almuerzo —ella solo asintió. 

Le dio un beso y salió de la oficina, el rostro de la mujer cambió por completo. Paso de ser coqueta a una aturdida e incómoda.

Solo quiero mi auto e irme a mi restaurante. 

(...)

Después del momento incómodo en el concesionario. Me dieron las llaves de mi auto y conduje hacia el restaurante. Lo deje estacionado en el área de empleados e ingrese. 

Ya habían comensales adentro, mire mi reloj y me di cuenta de que había llegado diez minutos tarde, joder, detesto ser impuntual. 

Entre a la oficina para dejar mi saco, Leah estaba dentro ya trabajando, estaba tan concentrada en los papeles que no me escuchó entrar. 

—Llega tarde jefe —dijo con un poco de ironía, entonces si me escuchó llegar. 

—Lo siento, no suelo llegar tarde a ningún lugar —deje el saco en el perchero— ¿como esta?

—Bien —me miró— estoy bien, ¿usted?

—Un poco molesto por que llegue tarde, que mal ejemplo estoy dando —rei un poco— ¿desayunó?

—No acostumbro a comer en las mañanas, ¿usted?

—Me tome un cafe que sabia terrible, pero tampoco suelo desayunar —me acerque a su escritorio— ¿que tal su escritorio? ¿Es cómodo?

—Es suficiente para mi, gracias por la preocupación.

Vaya que esta mujer es mas difícil de lo que imagine, supongo que no es de las que acepta un cumplido o algo por el estilo. 

Su mirada es fría y distante. Me hace recordar a la de mi madre, siempre ha tenido esa mirada de desolación, tristeza y amargura. Ella y madre no se aman, de hecho no se soportan pero ella sigue a su lado a pesar de que es un hombre que la ha tratado pésimo. 

Algo me dice que alguien le hizo mucho daño y está tratando de poner un escudo frente a ella. 

Es triste que alguien le haga daño a una persona de esa magnitud. 

—La dejo trabajar, si necesita algo o tiene alguna duda, llameme. 

—Lo tendré en cuenta señor Cavalli. 

Asentí, tome mi uniforme y entre al baño de mi oficina para cambiarme e ir a la cocina. Es el primer día de apertura seria un dia pesado y largo, debo dar una buena impresión y dar lo mejor de mi. 

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