Julián
Llegamos al orfanato, Adara fue la primera en insistir en venir y apenas bajó, casi que salió corriendo para ir por la niña. Mi padre nos siguió en su carro. En nuestra conversación en el trayecto, estuvimos a punto de cancelar el viaje. Pero no lo hicimos, nosotros debemos de cerrar ese ciclo con nuestro pasado.
Con tanto estrés que me preocupa ella, se va a tardar más en quedar embarazada. El mes pasado no dijo nada, pero cuando le vino de nuevo su menstruación no lo digirió como debería, desde ahí se había entregado más a nuestra hija. Mi padre fue en busca de mi tía a su oficina para ponerla al corriente.
Ellas se turnan; mi madre venía los martes y los jueves era el día de mi tía Patricia, por eso siempre nos entregaba a la niña en las tardes. Me puse a caminar el orfanato. David dijo: debe de haber un infiltrado aquí o alguien vendido. Mientras realizaba una caminata, me di cuenta de que Margarita, chateaba con un celular de alta gama, se veía muy costoso.
Su sueldo no le