Ciara
Después de darme una ducha y revisar que Elanna se encontrase bien, bajé al primer piso vistiendo un bonito vestido romántico de mangas largas en color rosa palo. Saludé a Maria quien ya se encontraba terminando de preparar los alimentos.
—¿Desayunarás con el señor?
—Si, lo tomaremos en la mesa del balcón.
Ella me sonrió y asintió. Le ayudé a trasladar algunos platos, recibiendo negativas de su parte que no sirvieron de nada.
—Iré a buscarlo —le dije cuando demoró en bajar, ella asintió guiñándome un ojo.
—Ve.
Subí las escaleras y anduve por el pasillo, no me molesté en tocar la puerta y entré encontrándolo a medio vestir.
—Has tardado —caminé hasta él, recargándome sobre el umbral de su armario.
—Me he quedado dormido —rió —alguien me dejó muy agotado anoche.
Sonreí y me acerqué a él pasado mi mano por su barbilla.
—Deberías imaginar cómo siento mis piernas —él alzó una ceja y pasó su vista a ellas.
—¿Te duelen?
Sacudí mi cabeza sin borrar mi sonrisa.
—Digamos que es u