Ambas mujeres se dedicaron una última mirada hostil antes de apartarse la vista de encima.
—¿Qué hacemos Capitán? —la voz asustada de una joven Cazadora hizo que la tensión, ya de por sí cargada, se pusiera aún más pesada.
Los soldados de la Novena temblaban, Navy notó que el pánico comenzaba a irrumpir en el grupo. No podía permitirlo, los necesitaba juntos y centrados; necesitaba que se vayan del lugar lo más rápido posible.
—Cass, te los llevarás a todos —repitió la orden—, vayan al convento, curen a todos los heridos y vuelvan a La Colonia.
—¿Y usted qué hará? —preguntó Selene con desd&eac