Jaime también era un pintor muy conocido en el país. Cuando salió la noticia, su reputación se cayó al instante.
Con escándalo público, no hablar de conseguir inversiones, ni siquiera podía vender sus cuadros.
Incluso los compradores anteriores exigían reembolsos y que Jaime pagara enormes indemnizaciones por incumplimiento.
Un antiguo compañero del estudio de pintura me contó en secreto que Jaime ponía cara de mierda todos los días. Por mucho que Paula fingiera ser dulce y amable, no conseguía ni una mirada amable.
Poco después, Jaime la mandó a la cena de negocios para conseguir inversiones y le dijo que se vistiera algo sexual.
Paula, manteniendo su imagen inocente, se negó. Jaime le dio una bofetada al instante y la echó fuera. Al final ella no tuvo más remedio que ir. Un empresario de sententa años se fijó en ella. La inocente sin pensarlo dos veces, se acostó con él.
Después, quiso que el hombre se hiciera responsable, pero el viejo le dijo con desprecio, —Todo el mundo sabe que