CAPITULO 3

“¡Esta loco!”

El miedo se apodera de mi porque probablemente estaba con un posible psicópata, “mis padres tenían razón, no debí ir a esa casa” quise quitármelo de encima pero no pude, es como si fuera una piedra la que estuviera sujetándome

—Escúchame bien, —mis piernas comienzan a temblar cuando siento su mano rodear mi cuello —Eres mía… nadie puede acercarte a ti, si lo hace, tu pagaras las consecuencias.

Mi vista se nubla mientras siento que mi corazón corre para esconderse ante el miedo que estaba sintiendo, el aura que emana de este chico me causa tanto terror que no tuve más opción que aceptar sus condiciones.

—Nos vamos a divertir mucho. —lo escalofriante que sonó eso me hizo llorar —Elizabeth, —se rie al decir mi nombre como si fuera divertido—ni siquiera eres digna de portar un nombre tan hermoso ya que eres… fea.

El se alejó de mí mientras yo me quedo paralizada sin creer que esto me esté pasando, me quedé en el callejón mientras mi cuerpo se desliza lentamente hasta caer sentada sin poder dejar de llorar, me acurruco de forma fetal mientras lo ultimo que dijo se repite en mi cabeza. “eres fea”.

No se por cuento tiempo me quedé llorando, solo sé que era mas oscuro y el día se había acabado. Me fui a casa y al llegar mi madre notó que tenía los ojos hinchados. Me preguntó si había pasado algo ya que llegué tarde de la escuela, no acostumbro a llegar tarde así que para ellos algo pasó.

—un chico… —me detuve a pensar en la mirada de ese chico nuevo —Un chico me invitó a comer un helado… creí que era porque le gustaba, pero... yo lo malinterpreté y estuve llorando por eso, creí que le gustaba a alguien por primera vez.

Mi mamá me abraza, observo que mira a mi padre y él sonríe con tristeza, se acerca a mi y me dice que es mejor así ya que siempre seré su bebé, ellos siempre se preocupan por mí, me cuidan demasiado y a veces eso me gusta pero a veces creo que es por eso que soy frágil ante cualquier intento de defenderme ya que ellos lo hacen por mi.

Me pude tranquilizar después de unas horas encerrada en mi habitación, la soledad es la única donde encuentro consuelo y paz, inhalo profundo y de la nada mi celular vibra, me pareció extraño ya que nadie me escribe o llama, no tengo amigos.

“¿Puedes cuidar nuestra hija el fin de semana?”

Era la madre de ese loco, no, no… volver ahí es como regresar a la boca del lobo y yo prefiero mantenerme alejada de ese chico, se nota que es igual a los demás, rechacé su oferta pero ella me envió un mensaje diciendo que me pagaría mas por el fin de semana, pienso en que el dinero que me dio la primera vez, me vino de maravilla ya que solventamos algunos gastos para la comida.

Recibo otro mensaje de ella y esta vez me dice lo que me pagaría dejándome con la boca abierta porque es mas de lo que me imaginé, pero había una condición, debía quedarme en su casa y eso me erizó la piel por completo porque ya quedarme es un peligro eminente.

“Lo siento no puedo quedarme por la noche a dormir, mis padres no me dejarían”

“La casa es muy grande así que no hay problema, solo es una noche, por favor, sé que eres una buena chica en la primera que confiamos y por eso te lo pido, piénsalo y me das una respuesta en dos días”.

No había nada que pensar, no después de lo que pasó con ese chico, el solo pensar en la idea me aterra, puede llegar a hacer cualquier cosa y… no, no, no. Definitivamente es un rotundo no.

Llegué a la escuela con los ánimos por los suelos ya que quería regresarme a casa porque sabia lo que me esperaba. De la nada, antes de entrar a la escuela siento un fuerte golpe en mi hombro que me hizo dejar caer mi mochila al suelo, el intenso dolor en mi brazo me hizo ver lo que había pasado.

—¡¡Touchdown!!

Todos comenzaron a reírse mientras entran a clases y recogen el balón con el que me acaban de golpear, “¿Por qué me hacen esto?”.

Tuve que ir a enfermería, la enfermera me dio un analgésico para el dolor mientras me dice que debo tener mas cuidado a la próxima, la excusa de la puerta no me la creyó por supuesto, pero a ella no le importó si mentía o no.

Saliendo de la enfermería escuché unos extraños ruidos provenir de los baños, al comenzar a caminar lejos de él, pude ver que el mismo loco que me reclamo suya, sale de los baños de chicas besándose con una de las porristas, nuestras miradas se cruzaron pero como si no me hubiera visto, sujeta el trasero de la chica y la mete nuevamente a los baños, pero ella salió corriendo en una especie de juego para que lo siguiera pero no lo hizo, al ver que venía hacia a mi quise huir pero choqué contra un chico y este me empujó haciendo que el golpe de la pelota regresara con más fuerza

—No puede ser… ¡Mira, ya manchaste mi chaqueta con kétchup!

No podía levantarme al ver que venia a golpearme, pero de la nada ya no tenia su imagen si no la espalda de alguien más, de pronto el chico que quiso golpearme estaba en una rodilla, estaba incrédula de lo que estaba viendo, Damián tenia su puño y le hizo una llave que lo hizo quejarse.

—Ella me pertenece, entiendes. Solo yo puedo tocarla.

—Si, amigo. ¡ah!..

El chico cae al suelo, se levanta enseguida y dice que sabia que era extraño por los gustos que tenia, pero el aclara que desde ahora… yo, sería su juguete nuevo por lo que el chico se va sin decir nada. Cuando vuelve su vista hacia mi me quejo por la brusquedad al levantarme.

—Te dije que nadie debía tocarte.

—¿Qué? pero si…

—Te veo el fin de semana en mi casa, porque iras y te quedaras o lo vas a lamentar.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo