Capítulo 66. Bajo la piel.
**Valentina**
Volver a sentir el sol de París sobre la piel fue como despertar de una pesadilla con los ojos abiertos. Caminaba sin vendas, sin sogas, sin cámaras ocultas, pero el mundo no se sentía del todo real. Mi cuerpo recordaba el encierro. Mi mente… aún más.
Estaba en casa de Chloé, la única amiga que me ofreció refugio sin hacer preguntas. Me duché, comí algo, dormí unas horas, pero mi corazón no descansaba. No hasta verlo. No hasta tocarlo.
Y entonces, él llegó.
No me avisaron. No golpeó. Solo entró.
Alejandro.
Parado en la puerta, con los ojos enrojecidos, la ropa arrugada por los días sin tregua, y ese gesto contenido que solo yo sabía leer: su rabia y su ternura, ambas latiendo bajo la piel.
Lo miré. No dije nada.
Él tampoco.
Me levanté del sofá, despacio, como si temiera que se deshiciera ante mis ojos. Di un paso. Otro. Hasta quedar frente a él. Respiré su olor, esa mezcla de cuero, café y algo que siempre me recordó a un refugio.
Entonces lo golpeé.
Mi mano chocó contra