Capítulo 122. Pétalos sobre el agua.
**Alejandro**
Tokio tenía algo hipnótico en sus noches. El aire parecía más limpio. El silencio, más denso. Como si la ciudad se permitiera suspirar cuando nadie la miraba.
Desde hacía semanas planeaba esto. Un regalo para Valentina. No por una fecha específica, ni por una ocasión especial. Simplemente porque necesitaba que supiera que, incluso entre la intensidad de nuestra expansión profesional, ella seguía siendo mi norte.
Llamé al ryokan que Mónica me recomendó desde el primer día. Uno que quedaba en Hakone, a unas horas de Tokio. Rodeado de montañas, lagos y termas naturales. “Un lugar donde el mundo se queda afuera”, me había dicho. Y eso era lo que quería ofrecerle: una pausa en el tiempo. Un respiro entre tanto ruido.
Ella no sospechaba nada.
Esa tarde, mientras salía de su reunión con la diseñadora japonesa que nos ofrecía una colaboración en kimono contemporáneo, la esperé con una flor de loto en la mano y una sonrisa que escondía la ansiedad de un adolescente.
—¿Y esto? —pr