Soren
La observo sentarse. Su timidez la hace aún más hermosa. Sus manos se aferran a sus rodillas. Apenas mira a los demás miembros de la manada, como si temiera cruzar su mirada.
— Relájate, susurra Lyam, posando una mano posesiva en su nuca. Nadie aquí se atreverá a hacerte daño.
Sé que ella lucha. Pero está aprendiendo. Se adapta. Y pronto… reinará.
Lyam
Corto un trozo de carne y lo llevo a sus labios. Ella se sonroja, pero obedece, cierra la boca lentamente. Este simple gesto me vuelve loco.
Me inclino. Mi voz se vuelve más baja, solo para ella.
— Sabes que te están mirando. ¿Sientes sus deseos? Eres la suya… pero sobre todo, la nuestra.
Advierto su respiración entrecortada. Su mirada se nublada. Sonrío.
— Come, Ivy. Luego tenemos toda la noche.
Ivy
Me esfuerzo por tragar. La carne es tierna, jugosa, pero tengo la garganta seca. Sus miradas sobre mí me queman la piel. Me siento vulnerable, expuesta.
Algunas mujeres de la manada me lanzan miradas extrañas. Ni hostiles ni benevolen