Capítulo 38
Ginebra
Siento la estrepitosa risa de Max mientras trato de vestirme, maquillarme y peinarme al mismo tiempo, en tiempo récord. Su risa se hace más fuerte cada vez que le lanzo una mirada asesina, de esas que me salen tan bien ¿Qué por qué se ríe tanto se preguntan? ¡Fácil!
Pues resulta que anoche, apenas regresamos de la empresa, pasamos horas haciendo el amor aún cuando dije que no debíamos, y como si no fuera suficiente, esta mañana, en cuanto mi flamante novio abrió los ojos, lo volvimos a hacer. Es por eso ahora estoy como loca de las que caminan por las paredes, ya que se nos ha hecho súper tarde.
— Max, te juro que si sigues riéndote no vamos a tener más intimidad en dos meses y esta vez hablo muy enserio— le digo apuntándolo con el dedo, sin piedad.
— ¿Dos meses? ¿Tanto así? No creo que tú aguantes tanto sin mis encantos muñeca, mira que de los dos tu eres la más pervertida.
— ¡Ay, amorcito! No me retes porque te puedo sorprender. Sabes que me encantan los retos y