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CATHARSIS

CATHARSISES

Romántica
m.p.ecker  Completo
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Resumen
Índice

Sinopsis

Novela ligeraJuventudTriángulo amorosoDramaevoluciónrealistaAmor doloroso

Un secreto. Una traición. Dos corazones que laten al mismo ritmo. La vida de Rebecca Bennet era un camino de destrucción y malas decisiones que la habían llevado al lado oscuro, cayendo en los vicios perniciosos de la vida; el único modo en el que ha aprendido a olvidar el infierno de su pasado. Una mala decisión y sus problemas de actitud la conducen hacia la mujer que la abandonó 12 años atrás y es la causante de todos sus demonios: A veces ni los lazos de sangre son capaces de unir. Un nuevo año, junto a nuevos amigos, nuevas fiestas... y por tanto, nuevos problemas. Pero por encima de esto, Becca se dará de bruces con aquello de lo que siempre ha huido, eso que una vez que te encuentra, ya no te dejará escapar.

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Último capítulo

  • 84

    Conduce demasiado rápido y tengo la sensación de que nos vamos a chocar contra algún otro coche. No me atrevo a hablar con por miedo a su reacción y estoy empezando a acojonarme de verdad. Tiene los nudillos blancos de apretar el volante y la mirada clavada en la carretera.Me paso las manos por la cara e intento no saltar y empezar a gritarle por su forma temeraria de conducir. Comienzo a morderme las cutículas de las uñas cuando se salta un par de semáforos y algunos flashes brillan; este mes tendrá un par de multas en el buzón por exceso de velocidad.Pero pierdo los estribos por completo cuando empieza a maldecir entre dientes.—¡¿Pero a ti qué te pasa?! —le espeto.Me mira de reojo y me fulmina con la mirada. Su respiración aún está agitada por la pelea con Aiden y su mirada es fría y agresiva a la vez. Aiden se llevó la peor parte y Sam sólo un labio partido. Estoy muy enfadada con Sam por haberle pegado a Aiden, pero aún estoy más enfadada con este últ

  • 83

    El timbre suena, haciendo así que abra los ojos con pesadez. Aiden aún sigue sobre mí, sus caderas reposan contra las mías mientras le acaricio el cabello con suavidad.Levanto la cabeza, intentando mantener los ojos abiertos.—Joder —farfulla.—Normas sociales —lo pincho.Exhala un largo suspiro mientras me río con pesadez. No tengo fuerzas ni para reírme. Sin embargo, su cara de irritación es tan cómica que no puedo evitarlo. Frunzo los labios y lo miro con superioridad. Pone los ojos en blanco cuando se levanta, se viste a toda prisa antes de salir de la habitación con rapidez.No tengo ni idea de lo que acaba de pasar, pero tengo que admitir que lo deseaba mucho más de lo que debería, y lo he disfrutado demasiado. No obstante, hay una pequeña punzada de dolor que atraviesa mi caja torácica al saber que he vuelto a cagarla con respecto a Sam.Mi problema es... que realmente no me comprendo. Estoy segura de amar a Sam, pero pierdo la razón cuand

  • 82

    Sin dirigirme ni tan siquiera una mirada, se encamina por el pasillo hasta la puerta del final. Lo sigo con pasos firmes, pero sin tener ni idea de que decirle. Cómo voy a explicarle que esto qué narices hayamos estado compartiendo debe terminar ahora y para siempre; que sólo podemos ser amigos...Ni yo misma creo que únicamente podamos ser amigos.Me abre la puerta de su habitación y me indica con una mirada rápida que entre, obedezco y me adentro en el cuarto. Me sigue y cierra la puerta detrás de él. Aiden se queda junto a ella, con los brazos cruzados y la expresión ceñuda. Suspiro profundamente y le sostengo la mirada por un par de segundos, hasta que se me hace imposible hacerlo y cierro los ojos para intentar concentrarme en lo que debo decir, no en los recuerdos que están inundando mi mente.Me he pasado demasiado tiempo en esta misma habitación en la que ahora mismo debo decirle que lo nuestro debe terminar, y eso también significa dejar de ser amigos... d

  • 81

    Me despierto con una sensación caliente en mi vientre, como algo placentero se extiende por mi sexo, ya más que húmedo por la sensación. Inconscientemente, me muerdo el labio inferior a la vez que un gemido de placer se me escapa entre dientes.Mi cabeza aún no ha asimilado la situación. Sin embargo, mi cuerpo comienza a menearse hacia delante de manera instintiva y cuando mis caderas dan hacia atrás, mi trasero choca contra un bulto duro que consigue hacerme gemir de nuevo.—Buenos días —murmura una voz ronca en mi oído.—Hoy te has levantado juguetón —ronroneo. Ahora más consciente de la situación, soy yo la que cuelo las manos bajo el edredón, cogiendo la mano que me está dando placer a tan tempranas horas, con los dedos hundidos en mi coño y moviéndolos dentro y fuera con lentitud—. Yo también quiero jugar...Se ríe entre dientes cuando saco su mano de mi entrepierna y me doy la vuelta con dificultad, encontrándome de lleno con unos esplendidos ojos avell

  • 80

    La luz entra a raudales por la ventana, despertándome. Me estiro en la cama y tanteo con la mano en busca de Sam, pero no hay nadie. No recuerdo como llegué a la cama anoche. Lo último que recuerdo fue dormirme en el regazo de Sam mientras tocaba el piano; lo tocaba sólo para mí.El recuerdo hace que una sonrisa se forme en mi rostro y me desperece por completo. Ruedo hasta el otro lado de la cama y miro por el ventanal, el sol brilla y no hay ni una nube en el cielo; las vistas a pleno día son una pasada. Tenía razón cuando decía que levantarse por las mañanas y contemplar la inmensidad de la ciudad debe de ser de lo más agradable. Pero me hubiera gustado que Sam siguiera a mi lado.«¿Dónde se habrá metido?» Me levanto de la cama y me tomo un minuto para escuchar algún ruido, pero no se oye nada. Arrastro los pies por el pasillo y miro hacia el salón, pero tampoco hay nadie.Me detengo cuando me lo encuentro abriendo la nevera y segundos después sacar una jarra de

  • 79

    Si no estuviera sentada me caería de culo contra el suelo. Tengo la tentación de levantarme y dejarme caer. El aire se me atasca en los pulmones y mi pecho se vuelve pesado, como si no pudiera sostenerlo en mi cuerpo.Sam se enamoró, alguien conquistó su corazón rebelde y oscuro. Las preguntas se forman sin poder controlarlas: ¿Quién es ella? ¿La conozco? ¿Cuándo se conocieron? ¿Por qué? ¿Dónde? ¿Cuántos años tiene? ¿Sigue enamorado de ella?Es como si la cabeza fuera a explotarme, siento unos punzantes pinchazos en las sienes. Levanto la vista de golpe y la clavo en Sam, que sigue de pie y mirándome. Debo de tener una cara de sorpresa poco disimulada, ya que su expresión no deja de ser neutral, rozando la dureza.No parece que le haga mucha gracia admitir que se enamoró de alguien.Se encoge de hombros y se mordisquea el labio inferior con persistencia. Sigo sin poder decir nada, formando más y más preguntas. Se supone que no debería tener esa cara cuando es

  • 78

    Papá se sentó a mi lado al piano, sonriéndome con admiración cuando terminé la pieza. Miré como sus dedos hábiles seguían por mí cuando no sabía más.Papá tocaba muy bien el piano y decía que yo también tocaba muy bien, también decía que era una niña muy inteligente y que aprendía muy rápido.Me gustaba queme dijera cosas buenas; ese día parecía contento. Yo también estaba contenta,mamá no había aparecido todavía.Los ojos de papá parecían cansados, pero me sonreía igual, acariciándome la mejilla.—¿Quieres aprender otra pieza? —preguntó.Asentí con la cabeza y sonrió. No solía ser muy habladora;me daba vergüenza decir algo mal y que la gente se riera de mí.Mamá siempre había dicho que callada estaba mejor.—¿Algo de Beethoven? —inquirió.Beethoven era mi favorito. Su música era triste y llena de melancolía, sin embargo, papá se pondría triste y quería que sigui

  • 77

    —¡Venga ya! —exclamo entre carcajadas, limpiándome las lágrimas de la risa—. Ya hemos pasado lo peor y ni siquiera me has invitado a una cita. Hemos hecho un montón de cosas, sexualmente hablando, y nos conocemos desde hace tres meses —prosigo, intentando no reírme y mantener la compostura.—¡No me has dado tiempo! —contraataca. Se frota la nuca y me mira con escepticismo—. Es decir, ayer no tenía previsto que pasara lo que pasó. No me diste tiempo de reacción, prácticamente me vio... —no acaba la frase.Cierra la boca en cuanto la sonrisa se esfuma de mi cara. Me mira por el rabillo del ojo y se pasa la mano por el pelo.Esta noche está metiendo la pata más que los aciertos. No puedo soportar la palabra, ni las comparaciones, nada que pueda recordarme a eso. Aprieto los puños contra los costados y exhalo un suspiro, intentando calmarme. Si tan desagradable le resultó podría haberme parado cuando hubiera querido o no haberse presentado en mi apartamento a las tres

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85 chapters
PRÓLOGO
CATHARSIS/m.p.ecker
¿Por qué decir que mi vida era perfecta si no diría más que mentiras? A diferencia de los demás, tuve una infancia más difícil, como yo diría, más jodida.No creo que me lo mereciera, pero no se elige donde se nace. Supongo que tendré que vivir con las decisiones de mis padres; dado que con cinco años no está en tus planes que la alcohólica de tu madre decida desaparecer de tu vida.Todo lo que ocurre en la infancia te deja una huella imborrable, te define como persona, para bien o para mal. Buscas siempre la aceptación de los demás y por ello mientes, mientes una y otra vez con tal de no ser juzgada por los errores de otros.Y a pesar de tus esfuerzos, la vida vuelve a darte en la cara con su mejor golpe, haciendo que pierdas a la única persona que te quedaba en el mundo.Ese fue mi caso, y, cuando descubrí que ser una chica buena no servía para nada.Los cambios siempre dicen que son para bien, sin embargo, tuve que regresar a Londres, con mi abuela.
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CATHARSIS/m.p.ecker
Divido la atención entre la música en mis oídos y los altavoces que resuenan por todo el aeropuerto. A pesar de que son las siete de la mañana el lugar está abarrotado y se escuchan voces y gritos de un lado a otro.No me permito lágrimas en ningún momento: es un gasto de energía y la situación no las merece. Supongo que esto acabaría pasando, yo solita me lo he buscado y en el fondo sé que me lo merezco.Me pican los ojos por el sueño y parpadeo para contener las lágrimas mientras le doy pequeños sorbos al café e intento concentrarme en la música. El hombre a mi lado lee el periódico, concretamente, The Daily Mail, donde observo por encima la noticia de un nuevo caso de asesinato de una adolescente. Aparto la mirada cuando leo que fue violada.Cierro los ojos cuando el corazón se me detiene por un nano segundo mientras
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Cuando vuelvo a mirar a través de la ventanilla entramos en un barrio residencial. Parece elegante y muy sofisticado. Pasamos por hileras de casas modernas, hasta que aparca frente a una de las más grandes que he visto hasta el momento; se asemeja a un palacio de corte sureño.Bajo del coche aún un poco aturdida y muy muy irritada. No voy a acostumbrarme a esto, ni aunque lo intenté.Saco el equipaje del maletero mientras espero a que Elizabeth abra la verja principal y me dirija hacia la gran puerta de entrada; el recibidor es enorme con un estilo clásico victoriano que me arranca una pequeña sonrisa de incredulidad.La sigo por las escaleras de caracol con una barandilla negra con motivos silvestres barnizados con llamativos dorados. Alzo la mirada, investigando lo que me rodea, pero solo diviso infinitas escaleras hacia arriba. Subimos hasta el segundo piso y me dirije por el pasillo de la derecha hasta el fond
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Viernes por la mañana y el puto despertador no ha dejado de sonar. Me revuelvo en la cama mientras intento abrir los ojos y desperezarme.No puedo creerme que ya hayan pasado dos semanas. Nunca había tenido tantas ganas de empezar a ir a clase. Estas semanas han sido las más complicadas de mi vida; parece que me llevo bien con todos, excepto con la que debería ser la persona correcta. La convivencia con Elizabeth cada día es peor, discutimos por cualquier cosa y ni siquiera podemos estar en la misma sala por más de diez minutos.Richard es un buen tío y tal, pero siempre se pone del lado de Elizabeth cada vez que discutimos. Y los críos, bueno, los críos no están tan mal para ser niños.Me meto en la ducha y dejo correr el agua para despejarme. Intento mentalizarme sobre la idea de la universidad; está claro que no pinto nada en un sitio de esos, ni siquiera quiero ir.Cuando termino, Elizabeth ya me ha llamado cuatro veces y esta es la quinta que la ignoro m
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Después de recorrer pasillos y más pasillos encuentro la clase correcta. Parece ser que soy la primera en llegar; ni siquiera ha llegado el profesor. Me siento al fondo y me pongo los auriculares hasta que comience la clase. Escojo algo de Katy Perry para intentar animarme, así que elijo Firework.Según va pasando el tiempo el aula comienza a llenarse. Una chica se sienta a mi lado y me mira de refilón, con curiosidad. En cuanto levanto la vista del móvil, aparta la mirada rápidamente.Es guapa, tiene la piel color tostado y unos ojos verdes oscuro que contrastan con su cabello castaño hasta los hombros junto sus mechas rosas fuerte.Finalmente, llega el profesor y empieza la clase. Me quito los auriculares y saco el iBook para al menos fingir que apunto lo que dice mientras hago como si lo escuchara. Lo cierto es que no dice demasiado; sólo lo que haremos durante este curso y có
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Alyssa llega quince minutos después.Me sonríe a la par que me pasa un brazo por los hombros mientras me guía hacia el coche como si fuera una niña desorientada. Con cuidado, me ayuda a meterme en el asiento trasero. Mis ojos consiguen enfocar al tío que está sentando en el puesto del copiloto, que me saluda con un gesto de cabeza, yo le devuelvo una sonrisa antes de tumbarme en plancha sobre los asientos.Apoyo la cabeza en la ventanilla e intento pensar dónde podría haber dejado el bolso. Sin embargo, no soy capaz de juntar ni siquiera dos pensamientos y que hagan, como lo diría, algo así como clic.Me paso ambas manos por el pelo y bufo exasperada.—Era mi bolso favorito —digo en tono lastimero, sin mucho control sobre mis palabras.—Lo encontraremos, no te preocupes —me contesta Alyssa en tono conciliador.No creo que vaya a volver a verlo, pero al menos tengo lo importante: las llaves y el móvil.Cuando llegamos a mi casa
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