Epílogo
Max
La vida es una caja de sorpresas que nunca deja de guardar lo mejor. Hace años, juré que jamás me enamoraría… Y sin embargo, aquí estoy: casado con la mujer más hermosa del universo y siendo más feliz de lo que jamás me imaginé.
Además, ver con mis propios ojos lo que he logrado a su ladito, lo que hemos construido juntos con nuestro amor me llena de orgullo y no cambiaría nada de nuestro camino, ni los tropiezos, ni las victorias. Las risas, la alegría, el amor puro que me regalan los seres más importantes de mi vida son mi recompensa más grande y algo que hubiera dejado de disfrutar si hubiese seguido siendo el mismo tonto que alguna vez rechazo el amor.
— ¡Papá, ven a ver esto! ¡Rápido, rápido!
— Sí, papi, por favor, ven.
La dulzura de esas vocecitas hace que mi corazón se derrita cada día y cada ni. Es un sentimiento cálido, tierno, que me atraviesa con fuerza cada vez que mis dos pequeñas princesas me llaman “papá”.
¿Quieren saber cuánto tiempo ha pasado? Han sido onc