— ¿ Detenido?
— Me temo que sí, el alcalde dice que el Capitán de la policía tiene evidencia irrefutable en su contra, y que no ha podido hacer nada para defenderlo esta vez —. Contestó Rocco y encendió su cigarrillo.
— ¿ Hace cuánto?
— Apenas unas horas. ¿ Quiere que vaya hasta allí y me encargue ?
— No, no. Tal vez esto nos convenga después de todo. ¿ Sabes si ha llamado a su abogado?
— No lo sé, pero deberíamos hacerlo si es su intención defenderle.
— Nada más lejos de eso, querido amigo, nada más lejos —. Murmuró Lorenzo frotándose las manos.
— ¿ Y ella? ¿ Estaba con él en el momento de la detención?
— No lo sé, he perdido contacto con el activo que debía vigilarla.
— ¡Maldito inútil! ¡Encuéntrala!
Los gritos de Lorenzo, lejos de incomodarlo a asustarlo lo motivaron y Rocco sonrió. Tenía a su jefe de vuelta, pero se preguntaba si no era demasiado tarde.
— Aún pienso que esta no es la manera correcta — Protestaba Zafiro, sentada en el auto de Jaqueline.
— Deja q