Elizabeth se giró un poco asustada y se sorprendió al ver a Rebeca quien la estaba sujetando fuertemente del brazo.
- ¿Qué quiéres? Preguntó Elizabeth frunciendo el ceño
- Aléjate de Juan Pablo, deja de actuar como mosca muerta y acepta que lo perdiste.
- No tengo nada que ver con él, déjame en paz y no vuelvas a acercarte a mí. Y si tan segura estás que lo perdí, ¿por qué te rebajas a acosarme en el trabajo?
Rebeca intentó golpear en el rostro a Elizabeth, pero ella la tomó del brazo con fuerza y le dijo: - No te atrevas porque no sabes cómo te va a ir. Juan Pablo y tú pueden hacer de su vida un pastel, pero háganlo lejos de mí.
Rebeca se soltó del agarre y escucharon a alguien acercarse a pasos rápidos.
- ¿Qué haces aquí Rebeca? Preguntó Juan Pablo con voz imponente
- ¿Así qué regresaste con esta infeliz?
- Lárgate Rebeca, no te atrevas a acercarte a Elizabeth porque olvidaré ser un caballero y me vas a conocer. El rostro de Juan Pablo era frío y oscuro.
Rebeca sintió un escalof