El corazón abrumado de Elizabeth latía sin control, sus piernas temblaban al verlo nuevamente frente a ella, las palabras sonaban vacías ante lo que el aire expresaba.
Juan Pablo dio dos pasos al frente acercándose un poco más a ella y le dijo con un tono lleno de tranquilidad.
- ¿Aún me amas? - Su mirada intentaba descifrar la mirada de Elizabeth.
Elizabeth aún sentía escalofríos al mirar a Juan Pablo, sus acciones la avergonzaban, la culpa por más que intentaba no desaparecía. La pregunta, la llenó de esperanzas, las mismas que perdió cuando abordó el avión, dando por hecho que jamás tendría la oportunidad de reconciliarse con el padre de su bebé. Sin miedo al rechazo, sin miedo a no ser perdonada, sin miedo a ser recriminada, contestó.
- Sí, te amo demasiado. ¿Podrás perdonarme algún día? La respuesta estaba acompañada de melancolía, tristeza y culpa.
Juan Pablo sonrió y dejando salir un fuerte suspiró, refutó con sinceridad.
- Mi amor y qué crees que hago aquí.
Juan Pablo se ac