Escucharon disparos afuera y rápidamente Juan Pablo cubrió con su cuerpo a Elizabeth para protegerla. Johan intentaba incorporarse de la golpiza recibida, de rodillas se acercó a un taburete y sacó dos armas de fuego. Observó la escena, sintió celos, pero al mismo tiempo, confirmaba que una mujer tan dulce, merecía un hombre que la amara.
Cuando los disparos y los gritos se disiparon, Juan Pablo llamó a Santos: - ¿Qué fue todo eso?
- Jefe zona asegurada, tenemos a dos hombre capturados. Pueden salir.
Juan Pablo se levantó aún abrazando a Elizabeth quien estaba aferrada a él, temblando de miedo. Le musitó con ternura: - Mi amor podemos salir, está asegurada la zona.
Elizabeth asintió, pero al mismo tiempo, dedicó una mirada a Johan, una mirada llena de tristeza, era una despedida. Las miradas entre ambos no pasaron desapercibidas, Juan Pablo notó que algo pasaba, aún sin dar crédito a las palabras de Johan.
Juan Pablo abrió la puerta, salió primero y de la mano llevaba a rastras a Eli