Juan Pablo abrió la puerta y se arrodilló ante ella justo en la entrada de la casa, diciendo:
- Perdóname por lo que te hice, te hago y lo que te haré, pero jamás dudes de mi amor por ti. Este anillo corresponde en tu delicado dedo. Entra a tu nueva casa mi amor, tú decides si vivimos aquí o prefieres que compre una nueva propiedad.
Elizabeth se inclinó y le dio un dulce beso:
- Podemos vivir aquí, tengo un hermoso recuerdo de reconciliación.
Juan Pablo con lágrimas en los ojos le dijo:
- Quiero que hagamos una celebración para anunciar nuestro compromiso, planear la boda porque no puedo estar más tiempo sin ti.
Elizabeth sonrió y le dijo: - Si tú quieres puedo quedarme un par de días aquí.
- Suena maravilloso, mañana hablaré con tu nana personalmente y espero me acepte.
Ambos cenaron en el comedor, tuvieron un momento a solas, lucían como una pareja enamorada que amaban estar juntos, luego se fueron a la habitación, Juan Pablo y Elizabeth, decidieron pasar la noch