Andrew.
Había quedado completamente sumergido en sus ojos cafés que simplemente cuando escuché la voz de Rusty, el mejor amigo de mi hermana, fue como un balde de agua fría en aquel momento.
Me separé de golpe al darme cuenta que estábamos demasiado cerca y ambos nos miramos con los ojos de par en par, las palabras de Rusty habían resonado en mi cabeza en aquel momento "Te estamos esperando para comenzar el juego"
No sabía por qué m****a mi hermana había traído a esa cría a la fiesta, claramente ella no encajaba y nunca encajaría en un lugar como el que Bethany y yo solíamos frecuentar, no quería salirme de mis casillas, no quería perder los papeles y tener que arrepentirme después. También sabía a qué juego se estaba refiriendo, cada vez que nuestro grupo de amigos hacían una fiesta los menos importantes salían de la casa mucho antes para poder comenzar el dichoso juego, quien solo los amigos del grupo más cercano eran invitados a jugar. Constaba de ir al salón principal, sentarnos formando un circulo entre todos y comenzar a retar a cada uno de los integrantes, se escribían una seria de objetos u retos en diez pequeños papeles, al que le tocase el turno tendría que mencionar un número y el número que correspondiese al papel tendría que cumplir el reto allí escrito.
Muchas veces esta clase de juegos terminaban en sexo o simplemente como algo divertido, pero no pasaba de allí a algo serio, por lo menos yo había logrado ligarme a una chica más de una vez, y lo había disfrutado bastante.
— ¿Qué juego? —La voz de Alyssa hizo que saliese de mis pensamientos. —Por qué me encantaría jugar. —Expresó con una pizca de malicia en sus labios.
Respiré profundo e intenté controlarme. Ella simplemente giró todo su cuerpo, en ese instante me di cuenta de que no llevaba sus zapatos y que no era tan alta como lo parecía con esos altos tacones que traía en la tarde. Salió de la cocina meneando las caderas como toda chica superficial, yo hice lo mismo unos minutos después cuando terminé de tomarme una cerveza para calmar los nervios que estaban a punto de salir a flote.
Apenas entré a la sala principal, me encontré con un fuerte olor a Alcohol. Ya todos se encontraban sentados en círculos, pude notar que Bethany terminaba de escribir en los pequeños papeles y mientras ella hacia eso, yo me dirigí hacia el círculo y me senté en el único campo libre que claramente, habían reservado para mí. Me crucé de piernas sobre el suelo sin hablar con nadie, todo se encontraba sumergido en silencio excepto por Bethany quien habló segundos después para avisarnos que ya había terminado de organizar los pequeños papeles que se encontraban en sus manos.
— ¿Alguien quiere comenzar? —Preguntó mi hermana revolviendo los papeles en sus manos.
Rusty levantó la mano con expresión eufórica como un niño de primaria cuando sabe la respuesta correcta.
—Ocho. —Mencionó. —Escojo el papel número ocho.
Bethany soltó una risita mientras rebuscaba en sus manos el papel con el número ocho, lo tomó y lo levantó ligeramente para que pudiésemos ver el reto asignado. Claramente y con la excelente caligrafía de Bethany en el papel decía escrito.
"Baño de cerveza."
Algunos soltaron unas risas mientras otros simplemente esperaban atentos a que Rusty cumpliese su reto. Y así pasó, él se levantó del suelo y se dirigió hasta una de las jarras que estaban repletas de cerveza mientras la tomaba en sus brazos nos brindaba a todos los presentes una sonrisa, eso para luego levantar la jarra y vaciarla sobre él. Aunque me parecía un reto de lo más estúpido, acepto que me dio un poco de risa verlo cubierto de cerveza, aunque Rusty no era muy cercano a mí, acepto que era buena persona, por lo menos nos había salvado de meternos en líos gracias a todos los rollos en los que Bethany y yo terminábamos siempre, pues sabía que era Gay, y no por eso lo mantenía lejos, no era una persona homofóbica, pero recuerdo perfectamente como Rusty, en una fiesta, confesó haber estado enamorado de mí, y no solo eso, también se había atrevido a darme un beso. Algo que nunca ocurrió por supuesto.
Desde ese entonces, procuraba tenerlo lejos, pues el muy hijo de puta me acosaba, también recuerdo haberle dado un puñetazo exigiendo que me dejase en paz, pero gracias a Bethany quien había logrado hacer que llegásemos a un acuerdo y, pues desde ese entonces, habíamos logrado convivir en un solo lugar.
—Alyssa, es tu turno.
Su nombre hizo que volviese a la realidad. Mis ojos se encontraron con los de ella en aquel instante, tragó saliva y pude ver el nerviosismo en su rostro, pues entendía, esta clase de cosas probablemente serian nuevas para ella. Sus ojos se despegaron de los míos y pasó uno de sus cabellos tras su oreja izquierda, me echó un último vistazo y pensó las palabras.
—Tre...trece—Tartamudeó. —Escojo el número trece.
Volvió a pasar saliva y entonces mi mirada se dirigió hasta donde se encontraba mi hermana, quien ahora se encontraba rebuscando en los veinte papeles entre ellos el número trece. Todos esperamos hasta que ella levantó el papel para que todos pudiésemos ver lo que se encontraba allí escrito.
"Closet con Carlos"
Apenas leí lo que en el papel estaba escrito una ira casi inexplicable se cruzó por todo mi cuerpo.
M****a...M****a...M****a.
— ¿Quién es Carlos? —Preguntó inocentemente Alyssa mientras fruncía el ceño completamente confundida. — ¿Qué significa?
Carlos, quien era un compañero de instituto de mi hermana, se levantó del suelo con una estúpida sonrisa en la cara. Por lo que tenía entendido, el muy capullo era corredor de autos e iba a competencia ilegales, también sabía que era un drogadicto de m****a y que se follaba a todo lo que se le pasase por el camino. Por eso, cuando lo vi acercarse hacia Alyssa me removí incomodo queriendo ir a romperle el rostro, y no porque me importase lo que hiciera con ella en el Armario, pero sabía que si algo le llegaba a pasar a esa Niñita, Bethany y yo seriamos quien tendríamos que pagar las consecuencias, y debo mencionar que ya tenía bastantes problemas con mis padres como para encimarle otro y todo por una estúpida chica que aún no sobrepasaba los diecisiete. Carlos estiró su mano hacia Alyssa para ayudarla a levantar, ella lo observó con desconfianza desde el suelo hasta que posó sus ojos en mí. Algo pareció pasar por su mente porque sonrió y tomó la mano de aquel tipo, intenté retener la respiración cuando observé como este la tomaba de la cintura y la dirigía hacia uno de los cuartos que quedaban cruzando el pasillo.
Cuando ya no tuve vista de ningunos de los dos, observé a Bethany, esperando a que hiciese algo al respecto, pero ella solo se encogió de hombros.
De pronto, me puse de muy mal humor, ni siquiera sabía con exactitud la razón de aquello pero no tenía un buen presentimiento, y debo decir que muchas veces había logrado percibir cuando las cosas andaban mal. A decir verdad, yo siempre andaba de mal humor pero especialmente hoy había sido mi límite. Pasaron algunos minutos, cuando escuchamos un grito, no hace falta decir mucho para saber que provenía de la habitación donde se encontraba Alyssa. Las risas no demoraron en escucharse mientras yo permanecía serio.
—Esa chica parece estar disfrutándolo. —Mencionó una de las mujeres que se encontraba justo a mi lado.
Otro gritó proveniente de la habitación volvió a escucharse. Fruncí el ceño algo extrañado, volvió a escucharse otro gritó un poco más fuerte y no me demore mucho en darme cuenta de que esos gritos claramente no eran de placer, sonaban desesperados.
—¡Suéltame! —Se escuchó por parte de Alyssa.
Todos los presentes intercambiamos miradas, y entonces escuché como si algo se rompiese. Creo que eso fue la gota que colmó el vaso porque instantáneamente y sin pensármelo dos veces me levanté y me apresuré hacia la habitación abriendo la puerta de golpe y encendiendo la luz al instante. Lo que vi a continuación me dejó horrorizado.
Él se encontraba sobre ella mientras la tomaba del cuello, un par de vidrios se encontraban esparcidos en el suelo. Ella tenía una cortada al inferior de su labio y se encontraba pataleando exigiendo que aquel hombre la soltase, así que, me dirigí hacia ellos y sin previo aviso lo tomé de la camiseta mientras le daba un fuerte puñetazo en la cara. Alyssa se levantó rápidamente y se resguardó tras de mi exigiendo protección.-
—Ella va a tener sexo conmigo ¡Ahora! —Gritó fuera de sí mismo mientras los demás comenzaban a adentrarse a la habitación.
— ¡Que sucede contigo, Carlos! —Rusty lo observó como si no lo conociese y entonces posó los ojos en Alyssa, quien aún se encontraba escondida tras mi espalda.
Ella tenía sus manos a ambos lados de mi cintura mientras se aferraba a mi camisa con fuerza, intentado esconderse de aquel animal que quien sabe que cosas le hubiese hecho en esos cinco minutos que estuvieron encerrados en el armario de aquella habitación. Se veía tan vulnerable y tan pequeña que, podría decir, que sentí un poco de lastima por ella.
Rusty miraba descolocado la escena mientras Bethany intentaba retener al Gilipollas de Carlos quien estaba a punto de venir hacia mí y golpearme. Cuando los ojos de Rusty pasaron a ver a Alyssa, pegó un grito de lo más chillón y se aproximó a ella.
— ¿Qué te pasó, cariño?
Y entonces ella se dejó de aferrar a mí y corrió a los brazos de Rusty mientras sollozaba.
—Eres un maldito entrometido, Andrew. —Carlos intentó forcejear para que los dos chicos que los tenían sujetado lo soltasen. —Si no hubieras metido tus narices me la estuviera follando en este momento.
El coraje pareció inundarme de nuevo, apoderándose de todo mi maldito cuerpo, no me lo pensé dos veces, simplemente caminé lentamente y me detuve justo en enfrente observando sus ojos de color verde que reflejaban ira por todas partes. Y entonces, le di un puñetazo en todo el rostro.
— ¡Saquen a esa basura ahora mismo, joder! — Expresé furioso mientras veía al muy gilipollas con sangre saliendo de su nariz.
Solo así fue como pude relajarme, mi cuerpo había dejado de tensionarse y habíamos dado por terminada la fiesta que, por cierto, había salido todo un desastre. Bethany se encargó de sacar a Carlos de la casa antes de que quisiese hacer algo peor, mientras yo había ido al baño a lavarme el rostro y tranquilizarme por todo lo que había sucedido. Mis nudillos sangraban así que hice una curación provisional para que parara el sangrado y al menos poder conducir sin dolor alguno.
Lo que todo eso nos llevaba a este preciso momento. Mis manos aferradas al volante, mi hermana justo a mi lado en el asiento del copiloto observando a la nada y, a Alyssa Beckham con una manta alrededor de su cuerpo, su labio lastimado y su cabello revuelto más su maquillaje desparramado de tanto llorar. Parecía un mapache. Me faltó la respiración cuando se dio cuenta de que la estaba observando a través del retrovisor, decidí retener la mirada para parecer relajado y agradecí a que me ignorase para así yo poder concentrarme del todo en la carretera. A lo lejos, pude ver nuestra casa y sentí un poco de tranquilidad, lo único que deseaba en aquel momento era dormir y aprovechar que mañana era Domingo y poder descansar del infernal fin de semana, además, el lunes comenzaría la universidad y tendría que poner todo de mi parte para graduarme, deseaba el puesto en esa nueva empresa como fuera posible, no pensaba echarme para atrás y menos cuando ya estaba tan cerca de conseguir lo que había estado deseando por tanto tiempo.
Estacioné el auto justo enfrente de la casa sin hacer mucho ruido ya que temía de que alguien se despertase y viera a Beckham en ese estado, Bethany fue la primera en bajarse de la camioneta para ayudar a Alyssa a bajarse, yo proseguí a hacer lo mismo asegurándome de que nadie nos estuviese viendo, abrí la puerta y nos adentramos a la casa. No me molesté en prender la luz, simplemente los tres subimos a la segunda planta sin decir ni una sola palabra y nos dirigimos a la habitación de Bethany. Ella encendió la luz y ambas mujeres se sentaron sobre la cama, mientras yo recosté mi hombro en el marco de la puerta para poder observarlas.
— ¿Ahora puedes contarnos lo que sucedió? —Alyssa observó a Bethany por unos segundos mientras respiraba profundo.
—Él me entró en la habitación, creí que solo estaríamos encerrados pero luego...Luego él...—Sollozó desesperada recordando que obligó a Bethany a abrazarla, y luego prosiguió. —Me besó, no le vi algún problema solo era un simple beso, subió su mano por mi muslo e intenté separarme exigiendo que me dejase salir, se enojó conmigo y me golpeó en el rostro, logré salir del armario y tomé un vaso de cristal que se encontraba en una mesa e intenté golpearlo pero logro esquivarlo, me tiró al suelo e intentó subir mi vestido y luego...—Dijo soltando un suspiro para evitar las ganas nefastas de llorar. —Luego tu hermano entró.
Sus ojos se posaron en mí, Tan penetrantes que me hicieron bajar la mirada por un momento, volví a observarla sin demostrar ninguna clase de sentimiento.
—Todo estará bien. —Dijo Bethany abrazándola. —Me encargaré de que nada similar vuelva a ocurrir.
Por primera vez, desde que había conocido a esa chica la vi brindarle la sonrisa más sincera a Bethany. Alyssa se levantó y se dirigió hacia el espejo, su cara fue de lo más épica al ver su aspecto que enseguida se dirigió hacia el baño y segundos después escuchamos como abría la llave, minutos después salió mientras secaba su rostro con una de las toallas blancas que Bethany tendía en el baño y se sentaba justo en el tocador.
—Tendré más cuidado a la próxima. —Le escuché decir.
La observé con incredulidad.
—No habrá una próxima vez. —Dije totalmente cabreado. — Ya has hecho bastante. —Volteó a observarme con indignación.
—Tú no eres nadie para decirme que debo hacer y que no debo hacer, tú no estás por encima de mí. —Sonreí irónico al escuchar sus palabras.
—Te recuerdo que fui yo quien llegó en el momento exacto impidiendo que te follaran.
Sus ojos me miraron ofendida por decir aquellas palabras.
—No te pedí que lo hicieras, hubiese podido defenderme sola.
—No me digas. —Dije llevando mi mano hacia mi pecho fingiendo incredulidad.
—Pues sí, si te digo. ¿Y sabes una cosa? No pienso dejar de ir solo porque tú lo decides así, deberías dejar de ser entrometido y dejarme en paz, entiendo si no te caigo bien, ya lo has dejado muy en claro, pero no soy el tipo de chica a la que estás acostumbrado, esa que caen a tus pies solo con mirarlas.
Estaba a punto de responderle hasta que Bethany habló interrumpiendo nuestra corta discusión.
—No volverá a pasar, Andrew. —Dijo mi hermana mirándome con suplica. —Lo prometo.
Ambas me observaron fijamente, creo que me sentí atrapado en ese instante, ya había sido bastante por el día de hoy.
— ¡A la m****a! —Expresé.
Segundos después mientras me daba la vuelta y salía de la habitación dando un portazo.