Alyssa.
Siempre me había cansado las botas de montaña, pero, no podía mentir, realmente me había preparado para escalar el Gran Cañón, uno de mis lugares favoritos en el mundo. Mientras avanzaba entre las piedras y la naturaleza, escuchaba por medio de mis audífonos la canción Gone, gone, gone de Phillips Phillips. La música me transmitía una especia de tranquilidad y, aunque estaba agotada por la caminata, pude sentirme tranquila y feliz cuando mis pies tocaron la punta del cañón.
El amanecer estaba comenzando a salir y una mezcla de sol y viento golpearon mi cara. Respiré profundo mientras cerraba los ojos, nunca antes me había sentido tan en paz y tranquila conmigo misma.
Escuché unos pasos detrás de mí, giré mi cabeza y mis ojos se encontraron con un hombre muy atractivo y también, muy agotado.
—Pensé que nunca llegarías. —Bromeé.
Andrew me fulminó con la mirada y caminó unos cuantos pasos para observar conmigo la hermosa vista que teníamos enfrente.
—No estoy para nada cansado. —