Mundo ficciónIniciar sesiónLaura Martínez
La lluvia solía relajarme; disfrutaba verla caer. Sin embargo, no era lo mismo con las tormentas, y desde el apartamento de Antonio, con sus amplios ventanales a través de los que podía divisar a plenitud el cielo grisáceo rompiéndose entre relámpagos y truenos, me tenía los nervios de punta.
Gabriel, en cambio, dormía como si cada centellazo fuera un simple arrullo.
—¿Cómo puedes estar así de tranquilo? —murmuré con la vista en él y las puntas de mis dedos acariciando sus suaves cabellitos.
Antonio se fue temprano a atender sus asuntos. Dijo que llamaría cuando tuviera oportunidad y me pidió avisarle si necesitaba algo. Lo entendía a la perfección, luego de lo que pasó la última vez.
Salí de la habitación hacia la sala con la espe







