6. Parte II.
Capítulo 6. El peso del deseo.
Mariana estaba allí, de pie, con la cabeza levantada y la espalda recta, consciente de que cada movimiento suyo estaba siendo observado por Emiliano, de que cada caricia que recibía no era para ella, y que cada gemido que salía de su garganta era una sentencia de placer.
-- Mírate – susurró él muy cerca de su oído, mientras su lengua dibujaba círculos sobre su piel.
-- Frágil. Vulnerable. Y aun así… -- su voz bajó de tono, volviéndose casi un susurro peligroso, cargado de puro veneno. -- …capaz de destruirlo todo --
Ella no respondió, sabia bien que cualquier palabra que dijera en ese momento la terminaría destruyendo. Podría delatarla en un segundo y no debía permitirlo, ella tenía que ser Emilia, debía serlo si quería seguir con vida.
Emilia la esposa fallecida que volvía a un hogar del que no sabía nada, a un hombre que solo le inspiraba horror y de un lugar que no la reconocía... ella debía ser silencio y obediencia, al menos hasta encontrar la mane