12. El peso...
Capítulo 12. El peso del deseo
Emiliano, ignorando el caos de la prensa siguió caminando. A Francesco lo vio con el rabillo del ojo, pero ni siquiera lo miró. Sólo presionó un poco más la cintura de Mariana, obligándola a caminar con paso firme hacia la sala de embarque privada donde los esperaban.
El bullicio del lugar quedó atrás apenas se cerraron las puertas de cristal. El eco de las voces se transformó en un rumor lejano, pero todavía palpitante en los oídos de Mariana.
Sentía que los gritos de Francesco la perseguían como fantasmas, clavándose en lo más hondo de su corazón.
-- Camina – le murmuró Emiliano, sin necesidad de alzar la voz. La presión de su mano en la cintura era suficiente para que cada paso se sintiera como una orden.
El pasillo estaba en penumbra, aislado del caos central del aeropuerto. Apenas dos guardias avanzaban delante de ellos, abriendo camino hacia la exclusividad de la sala privada. Emiliano no parecía inmutable solo por disciplina; parecía disfrutar de