Capítulo 32. Lo que no se dice... nos sorprende.
Sebastian la tenía frente a él y no podía tocarla. Y lo peor aún, la estaba perdiendo por culpa de Mariel.
Melisa respiró hondo.
-- No creo que sea conveniente que siga postulando a puesto de secretaria de presidencia, será mejor que… –
-- Nunca. No Melisa eso no lo voy a permitir – ella entrecerró los ojos.
-- ¿Se puede saber por qué no? –
-- Porque ese puesto es tuyo… era tu sueño, nunca estancaría algo así – le respondió él con una voz más suave. -- Porque luchaste por llegar hasta aquí. Porque si hay algo que te mereces es crecer, avanzar, ser reconocida por tu talento… no arrinconarte por una situación que yo mismo compliqué –
Melisa lo miró, sin responder de inmediato.
-- ¿Entonces que propones? – Sebastián guardó silencio unos segundos. Luego dio un paso más cerca, con las manos abiertas como si se rindiera.
-- Propongo que nos demos un tiempo – le dijo. -- Que pensemos. Que no tomemos decisiones impulsivas. No quiero alejarme de ti, Melisa, pero tampoco voy a ser un obstáculo p