Ella bajó la mirada.

-- Lo sé. Y me duele más de lo que puedes imaginar –

-- No me interesa tu dolor ahora Melisa. Me interesa mi hijo – se acercó a ella con el contrato en la mano. -- Y te lo voy a decir sin rodeos, mujer. Si no firmas esto… si no aceptas casarte conmigo y venirte a vivir a la mansión Novak, iniciaré una demanda de custodia completa. Y créeme… la voy a ganar –

-- ¿Vas a usar tu poder para obligarme? –

-- Voy a usar mi nombre para proteger lo que es mío –

-- ¿Y yo qué soy entonces? ¿Un medio para que consigas obtener un fin? –

-- No lo veo así. Tu eres la madre de mi hijo. Y quiero que él esté cerca de sus padres, algo que quizás a ti se te olvido. Así que, si tengo que tragarme e intentar olvidar todo lo que nos pasó, créeme lo haré, intentaré olvidar el pasado, tu traición, tu huida... todo. Porque para tenerlo cerca de mí, haré lo que sea. Esta vez no pienso perder ni un solo segundo más de la vida de nuestro hijo –

Melisa temblaba, pero no sabía si era por rabia o