37.
Samir presumía de ser un vampiro inteligente. Yo podía verlo en sus ojos, en su arrogante sonrisa cuando me miró a través de la celda. Pero, ¿en serio era inteligente? ¿O aquello no era más que su teatro manipulador? Había conocido mucha gente como él a lo largo de mi vida. Los vampiros tal vez pudieran ser una de las especies más fuertes del mundo, pero su arrogancia estaba al mismo nivel que su fortaleza. Ahora que tenía la oportunidad de al fin hablar con un vampiro, me daba cuenta de que probablemente cada especie de este mundo era así: todos se creían el centro del universo.
Parecía que la información que tenía el vampiro lo hacía creerse absolutamente indispensable para nosotros.
— La verdad lo dudo — le dije, acercándome a la celda y mirándolo entrecerrando los ojos — . Dudo que yo misma sea la que venga a abrir estos barrotes para que me des la información que tienes guardada. Si tú lo sabes, alguien más también lo sabrá. Alguien me lo va a contar todo, créeme.
— ¿Quién? —