De pronto, sin previo aviso, una pantalla al fondo del salón se iluminó. Una luz fría rompió la penumbra elegante de la ceremonia. Todos se quedaron en silencio. El murmullo se extinguió como si alguien hubiera cortado el aliento colectivo. Un video comenzó a reproducirse.

Al principio fue solo música, una melodía suave, romántica, melancólica… y luego, la imagen apareció.

Era un video de la boda de Gregorio y Abril.

Jessica sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Se giró lentamente hacia la pantalla, con una mano temblorosa sobre su vientre, como si de pronto necesitara proteger algo más que su corazón.

Gregorio, al ver la imagen, se quedó completamente inmóvil. Sus ojos se clavaron en la pantalla como si no pudiera mirar hacia otro lado. Estaba pálido, como si hubiese visto un fantasma. Sus labios entreabiertos no pronunciaron palabra. Parecía estar en trance. Su mundo se paralizó.

Allí estaban. Abril y él. Sonriendo. Bailando.

La imagen los mostraba felices, radiantes, tan disti