La mirada de Aryeh había cambiado por completo, Aisha desconoció por un momento al hombre amable que un día conoció pero ahora era algo a lo que se encontraba acostumbrada.
— ¿Qué es ahora? — su tono fue déspota — no puedo lidiar con tus quejas constantes.
— No son quejas, Aryeh. He tomado una decisión importante. Me voy a ir a vivir a otro lado.
— ¿Qué? — Aryeh se mostró sorprendido — ¿A dónde te vas?
— No es importante a dónde me voy, la cuestión es que nuestra relación se ha vuelto cada vez más tensa y necesito alejarme de ti de manera permanente. Agradezco todo lo que hiciste pero no te has portado del todo bien últimamente.
— No me utilices como pretexto para ir corriendo a los brazos de Alejandro. Sé que vas a ir corriendo a sus brazos cuando salgas de aquí, has estado pasando tiempo con él últimamente después de todo.
— Aryeh, esta no es una decisión impulsiva. No estoy yendo a la casa de mi esposo — ella hizo hincapié en la última palabra — aunque no es de tu incumbencia te