El escolta que cuidaba de Eli, llegó a la mansión con su cabeza llena de sangre, la sangre caía por su rostro y todos sus compañeros corrieron hacia él.
Pero él no paró, siguió caminando hasta casa para informar a su jefe de lo ocurrido, aún sabiendo que podría matarlo por descuidar a su mujer. Cuando entró, Alex que había regresado de Nueva York y Dante, estaban en el salón. Cuando los mafiosos miraron, abrieron sus ojos como platos. Dante caminó hasta él con una mirada fría y oscura
-¿Qué ha pasado, Gus? - preguntó Alex al verle de aquella manera. -¿Por qué estás así? ¿Qué coño ha pasado?
-Lo siento, señores. Nos pillaron desprevenidos y se la llevaron. - habló con temor, con la cabeza bajada.
-¿Dónde está Eli? - habló Dante. -¡Dime! ¿¡Dónde está!? - la cogió del cuello para estrellarlo con la pared.
-Suéltalo, Dante. - exclamó Alex apartándole del escolta.
-¡No me pidas que me calme, Alex! - le gritó. -¡Eli está embarazada y este inútil, no la protegió! - gritaba todo pulmón. -E