Dante despues de esa ducha, bajó al salón donde todos le esperaban. Caminó hasta la mesita donde se hallaba el recipiente de cristal que contenía alcohol, echó en un vaso y se sentó en el sofá. Eli no apartaba la vista del ruso, se veía a leguas que estaba demasiado mosqueado, Sergey les miraba y pudo ya confirmar que algo grave estaba pasando entre ellos.
—Dante, ¿Podemos hablar a solas? — el ruso asintió y se levantó del sofá para ir al despacho, con los pasos de su amigo detrás de él.
Sergey fue el último en entrar y cerró la puerta, caminó hasta el ruso que se fue a sentar en los sofás del balcón del despacho. Sergey se sentó a su lado y ambos miraban hacia las nubes.
—Tú dirás. — habló el ruso seriamente.
—¿Qué os pasa a Eli y a ti? — preguntó mirándole.
—Háblalo con ella. — respondió.
—Quiero que me lo digas tú. — pidió, Dante le dio el último trago a la copa.
—Esta embarazada. — Sergey se ahogó con su propia saliva, mirando al ruso con creerselo. —Y para rematar lo quiere ten