Abrió los ojos el primero al escuchar el ajetreo que procedía desde abajo.
Parpadeando varias veces afinó la vista para ver en la mesilla de noche cinco papelitos arrugados y plateados además de la caja de preservativos abiertas con todos éstos esturreados por la mesa.
Llevándose una mano a la cabeza dio un suspiro al mismo tiempo que miró hacia abajo para ver la mata de pelo castaño y rizado de Elyan.
-Menuda noche- se burló Christian.
En cuanto dijo aquello le entró el pánico al recordar que la primera vez el condón se había roto.
-Dios, Dios, Dios- empezó a lamentarse.
Elyan pudo oírle y muy despacio comenzó a moverse para terminar mirándole.
-Hola- saludó con una sonrisa de oreja a oreja.
Christian le miró.
-Se rompió- fue la primera respuesta de &eacu