DONNA CRUZ
—Tiene la tonta idea de que yo puedo darle un giro a su vida —agregué con desilusión—. Quería que le dijera que estaría con él y solo entonces él dejaría de hacerle daño a los demás, como si yo fuera suficiente para hacerlo feliz.
—No lo culpo por creer eso —contestó Piero sentándose a mi lado—. Yo lo pienso. Estoy seguro de que tenerte en mi vida me hará inmensamente feliz.
Me quedé sin palabras. ¿Hablaba en serio? No pude evitar sonreír como tonta.
—Pero para que eso suceda, debes de mantenerte vivo —solté sin ocultar mi angustia y me abracé a su cuello—. No te vayas, no lo hagas, podemos quedarnos aqu&i