DONNA CRUZ
—¿No sabes quien llevó a la policía hacia ti y levantó todos esos cargos en tu contra? No fueron los Spoti, mucho menos D’Marco… No, no, no… —dijo Jerry disfrutando de cada espina de desconfianza que clavaba en mi pecho. Le encantaba envenenar con incertidumbre.
Entorné los ojos y regresé sobre mis pasos, pero en completo silencio.
—Donna, él nunca fue tu amigo y mucho menos fue fiel a su acuerdo de «confidencialidad» —dijo acariciando su colmillo con la lengua.
—¿Estás consciente de que no te creeré nada que salga de tu asquerosa boca? Lamento decirte que no eres la persona más confiable que conozco —contesté cruzada de brazos.
—No me creas si no quieres. —Levantó los hombros con apatía, pero sin borrar su sonrisa—, solo diré que quien levantó la denuncia y llevó a los policías no es otro que su ayudante personal, las actas están a nombre de Eliot Magnani, aunque ha pedido mantener su anonimato. Ya sabes, como una clase de héroe desconocido, orgulloso de su modestia al no