SLOANE D’MARCO
—Tal vez si hablaras con ella podrías comprenderla mejor, ponerte en sus zapatos y comprender lo que está pasando del otro lado —insistí, levantándome junto con ella. Me quedaba claro que esa imagen de chica torpe y tonta solo era una pantalla, y me parecía una inteligente jugada.
Sabía que necesitaba de una sesión más profunda para deducir si sufría de límite de la personalidad o algún trastorno similar, pero me quedaba claro que tenía el corazón más frío de lo que aparentaba y una mente bastante ingeniosa.
—No vine a hacer amigas, no vine a sentir empatía por nadie, no es mi intención descubrir los traumas de Cristine y justificar su falta de inteligencia emocional e instinto de sobrevivencia —contestó caminando hacia la puerta—. Vine a hacer de la vida de esos ególatras y poderosos embusteros, un infierno. Para eso me paga.
Señaló escaleras arriba, refiriéndose a Eliot.
—Así que hagan y piensen lo que quieran. Convenzan a Eliot para que cuente todo y los involucre