SLOANE D’MARCO
Entregué cada bitácora llena de anotaciones, expliqué todo lo que mi padre había estado haciendo, no solo conmigo. Al parecer, en algún momento de su vida comenzó a creer que la mejor manera de arreglar a un paciente que consideraba conflictivo era hacerlo obediente, no importaba si era un soldado recién retornado de la guerra o un niño que no quería comer sus verduras.
¿Qué lo llevó a pensar así? No lo sé. ¿Se cansó de lidiar con la mente humana e intentar entenderla? ¿Pensó que lo más fácil era simplemente someterla? Eso no era lo peor. Sus servicios se estaban haciendo conocidos entre varias personas de alto «status» y que, de cierta manera, lo usaban para poder manipular no solo a nivel sentimental a sus compañeros o hijos. Algunas de las víctimas de mi padre eran políticos, gente que trabajaba en organizaciones de gobierno, policías o militares de alto rango.
—Sería interesante ahondar más en cada caso —dijo la informante de Eliot, revisando las bitácoras con aten