EMMA DALTON

ROMA, ITALIA

SOMOS TAL PARA CUÁL

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— ¿Acaso cambiaste de opinión? — miro por la ventana disfrutando de la ciudad sumida en la oscuridad.

— Jamás, no soy una mujer que pueda cambiar de planes a última hora — se acerca a mí, mordiendo mis labios con ganas.

— Si, en eso tienes razón — busca algo debajo del asiento y saca de allí un maletín — Y por qué te conozco, es que quiero obsequiarte algo.

— ¿Un regalo para mí? — pregunto con ingenuidad.

— Si, tienes una bonita fascinación por los cuchillos mientras los colocas en lugares estratégicos — se saborea — Es por eso que quiero que abras eso.

Le regalo una sonrisa honesta y vuelvo a mirar a través de la ventana colocando una de mis piernas encima de su regazo. Me encanta hacer este tipo de cosas con él, digamos que soy una de sus consentidas y sabe que me gusta aprovecharme de la situación.

— ¿Qué es tan importante allí afuera, que tus ojos no estan sobre mí? — pregunta.

— Nada es más importante que es