La tranquilidad de aquél lugar tantas veces soñado, inspira el amor, la necesidad de hijos y hasta, quizás, la muerte. Federico desanda cada día el camino para regresar a casa hasta que un día no llega. Ana María se alarma, y luego la policía y los mil giros que toma esta historia que nos hace dudar de todos. Historias que se suman en aquel lugar maldito. ¿Qué pasó con Federico? Nunca más se supo de él, ni siquiera en su trabajo. ¿Se fue por decisión propia u otros decidieron su desaparición?
Leer másCAPÍTULO 35 - LA NIDADANo hizo falta pedir que disimuláramos la pena. Cada emoción que como ésta nos dejaba sin aire y el corazón anhelante… porque ahora había un niño, sagaz, observador, curioso y no queríamos que nos viera llorar o estar triste. Ya tendría tiempo para saber de qué se trataba. De modo que una vez concluida la historia, alguien cantó y el resto se unió al grupo, más mates, algo de torta y el sabor amargo de una lección de Betty hacia mí. Sin dedo acusador, sin mencionarme, me decía que se puede morir de amor. Que me protegiera, que podía contar con ellas, que… entendí, claro que entendí. La tristeza y la depresión bajan las defensas y te puedes ir tras…Mi vida era rutinaria, pero se acercaba bastante a ser feliz. Fede llegaba cada noche y se bañaba pidiendo la cena para luego jugar con Ignacio hasta que yo terminara de lavar platos. El resto era igual, cada noche se recortaba en mi historia como calcada por la mano de algún mago desconocido. Ya no me besaba, dir
CAPÍTULO 35 - LA QUE SE MURIÓ DE AMOR Betty tenía eso con sus historias, te hacían reír y llorar. Enorme actriz, con una personalidad naturalmente histriónica, incorporaba sus historias y al narrarlas eran suyas, las hacía propias.Pero dada su edad, que nunca supe, ésa experiencia de vida la hacía muy perspicaz, adivinando las intenciones de la otra persona sin que esta las revele expresamente. Ella no preguntaba, pero intuía, era muy sagaz.Los paseos a su casa, por entonces, pasaron del cochecito a caminar, luego que Ignacio diera sus primeros pasos y se afirmara. Para él era muy entretenido, ver pájaros, flores, salir de nuestra realidad hacia un afuera donde había mucho por descubrir. Una vez en su casa, jugaba con todo lo que le despertaba curiosidad y Doña Betty, permitía. Claro que oía, cada palabra, cada vuelo, cada entonación en la voz de la dueña de casa entraba en el espíritu de Ignacio.Como dije, Betty no indagaba, sólo reunía piezas y deducía.
CAPÍTULO 34 - UN FUNERAL INOLVIDABLE Esas historias de la media naranja y la otra parte que nos completa… Tanto para examinar y descreer. Mi abuela, cuando nacíamos, contaba los dedos para saber si nuestras manos o pies tenían los consabidos 10, pues así era lo establecido, como si no pudiéramos sobrevivir con algunos menos. Ha quedado demostrado, recuerdan la película ¿Mi pie izquierdo?Ésa búsqueda del amor para nosotros pero que sólo nos puede dar el otro como si nosotros no pudiéramos o supiéramos ser felices. ¿Quién nos conoce mejor? ¿Quién sabe qué nos hace felices? Y tal vez los confunda pues busqué desesperadamente un hijo para darle todo mi amor… Porque ser madre, para mí, implica seguir los pasos de unos pequeños maestros, los hijos, hasta que se hacen grandes. Con solo existir y sin saberlo los hijos nos enseñan a amar de manera incondicional.Sigo sosteniendo que por entonces tal vez y solo tal vez, me parecía importante armar una familia con Fede. No sólo necesitaba
CAPÍTULO 33 - UN HIJOHabía logrado sacar un miedo grande, el miedo a la muerte, a tener un hijo, y que el destino se lo lleve. Más tranquila, pude oír a Isabel que le decía que yo estaba bien, que mejor llamara mañana pues me había dado un baño y me había quedado dormida. Quería ganar tiempo para saber que iba a hacer.Desde mi silla, podía imaginarlo alargándose medio metro de la bronca, yo me achico, él crece y vocifera. Pero no le quedaba otra que volver a llamar al día siguiente. Yo me sentía un bollo, un bizcocho de pan que va a desaparecer en cualquier momento. En la silla, las piernas sobre el asiento, y aferrándolas como si fuera a perderlas, debía decidir si le contaba que tendría un hijo. Me había insultado, humillado, vulnerado, ultrajado pero mi hijo tenía un padre vivo y eso era importante en mi decisión.Dicen que la presencia de un papá en la crianza de un hijo es fundamental para su desarrollo como adulto en el futuro. Parece que se ha demostrado que los niños con e
CAPÍTULO 32 - CECILIA El embarazo es una de las experiencias más intensas y profundas en la vida de una mujer, por eso es perfectamente normal que la alegría de saber que estaba esperando, era una mezcla de una buena dosis de miedo y ansiedad. Quizás lo que más me daba miedo era el parto o la posibilidad de tener complicaciones durante el embarazo. O tener que decirle a Fede. Estaba en ésa dualidad de miedo y felicidad inmensa… Los w******p iban y venían. Hasta mis vecinas estaban ansiosas, y llegaron a llamar dos veces por día. Yo me reía, esforzándome por parecer natural, y sólo era correcta. Para todos fue una escapada a ver a mi amiga. Inmersa en mi sentir, en los cambios, en lo que vendría. Sentía temor común a que el bebé nazca antes de tiempo o tenga necesidades especiales. O al aborto espontáneo. También está la incertidumbre ante el enorme cambio que se avecina. Tal vez me preocupaba por cómo sería mi futuro, mi situación financiera o incluso si sería una buena mam
CAPÍTULO 31 - LA SORPRESAY por fin el mar, amado, soñado, inconmensurable. Antes de ir al hotel le rogué a Isa que bajáramos a la playa. A pesar del cansancio, después de tantas horas, abrazar al rebelde era como recuperar al Fede perdido. También recuperamos la señal del celu y empezaron a entrar un millón de mensajes.Era previsible, pero primero el grandioso y luego lo terrenal, concluimos. Nos tomamos las manos y corrimos como niñas a su encuentro. En Chile, en la zona que visitamos por entonces, el sol sale luego del medio día. No importaba, a su vera, nuboso, el mar siempre nos hace felices. Tiramos una lona de playa y nos sentamos a charlar, calmadas, satisfechas, agradeciendo el estar. ¡Por fin!Fue entonces que comenzaron las señales.¡Qué país especial! Un nombre como Brayan Hybrain Keiko Contreras, resonando reiteradas veces en la playa, cuando el mencionado niño hacía de las suyas. ¡Era muy gracioso! La madre, brazos en jarra y una celeridad sin errores para nombrar
CAPÍTULO 30 - Al FINAL, EL TUNELLuego de tan terrible, pavorosa experiencia, quise poner distancia. Le pregunté a mi amiga cuyana si me recibía y que nada preguntara que luego hablaríamos; dijo que sí. Me sugirió con firmeza, que antes de salir de Funes pasara por la comisaría e hiciera una denuncia, como presintiendo, es muy asertiva.Así lo hice. Todo el tiempo me parecía notar que se codeaban y no me tomaban en serio. ¡Machistas crueles!Cómo se atreven a juzgar sin saber, ¿o acaso están en mi cama, en mi casa, en mi alma? Las noches plenas de soledad, las sonrisas irónicas cuando esperás una respuesta para entender y encontrás desprecio en una mirada y una media vuelta y a rogar que nunca más te deje sola… que hablemos, cuando hablar no tiene un significado, ni un sinónimo y sólo se establece el antónimo: silencio. Ser la que está después de todos, la familia grande, la madre, el padre y hasta el hermano. Repetir hasta el cansancio armemos una familia propia, que convive y tien
CAPÍTULO 29 - FEDespués del intento a deshora de quedar embarazada, tuvimos con Fede una de las discusiones más violentas que recuerde. A la sumisión esta vez la ignoré, estaba furiosa, me había quitado la esperanza, la fe en un niño, mío, porque parecía que a él no le importaba. Y ésta vez le grité mis miedos, mis iras, mis carencias, le reclamaba la escasez de su amor… y detrás de la enumeración había lágrimas, dolor claro y un sufrimiento que me desdibujaba el rostro y …Me tomó del cabello, fuerte, doloroso y me tiró en la cama, me gritaba-¡puta!- y me decía con una voz que le desconocía, maquiavélica, gozosamente: -es esto lo que buscás- mientras me penetraba bruscamente, con bronca, lastimando.Después se fue, ya avanzaba la noche. Me di cuenta que, como otras veces, no volvería. Preparé unas pocas prendas y subí al auto. Conduje hasta una iglesia, los ojos casi cerrados de tanto llanto.Saldría de viaje, me quedaban clientes todavía, no volvería más. Quería castigarlo, querí