La alcoba que solía ser de Magnus seguía cargada de tensión, como si el aire mismo se resistiera a moverse. El débil resplandor de las antorchas hacía que las sombras bailaran alrededor del cuerpo de Seth, que yacía inerte en la cama que por generaciones fue de sus antepasados, y de su abuelo Magnus, cuyo legado ahora se sentía más pesado que nunca. Mia permanecía al lado de Seth, con sus manos todavía en contacto con las de él, mientras su mente trabajaba frenéticamente en posibles formas de salvarlo.
Deimos regresó rápidamente, entrando en la habitación con un grupo de guardias de Blood Moon y Liam venía con ellos. El rostro del Beta de Seth estaba pálido, reflejando no solo el agotamiento acumulado, sino también el peso de las malas noticias que había escuchado en todo el castillo.
—Mia. —Masculló nervioso, acercándose a ella con un tono que intentaba ser fuerte, pero que claramente estaba cargado de preocupación. —La onda de energía... está afectando a todos. Algunos soldados está