Aunque la tensión que había en la habitación ya se había esfumado por completo, todavía se podía sentir un peso latente en el aire de la misma, era como una sensación de que los problemas no había desaparecido del todo, sino que estaban en una especie de pausa por un momento de tranquilidad entre amigas.
Mia resopló con fuerza, sintiéndose cansada por el largo día que habían tenido y se recostó en la cama, mirando hacia el techo, con una leve sonrisa cansada que apenas curvaba las comisuras de sus labios.
—Esto de verdad me sorprendió, en el buen sentido. —Comentó Mia desviando su vista de soslayo hacia la morena. —Vas a casarte con Lukas. ¿Quién lo diría? —Musitó más para sí misma que para su amiga. —Casi parece que fue ayer cuando lo tratabas mal porque no confiabas en él… —Añadió seguido por una risita.
Alanys también rio suavemente mientras negaba con la cabeza y se abrazó las piernas, apoyando el mentón en sus rodillas.
—Yo tampoco lo creo a veces… —Afirmó.
Mia giró la cabeza par