La luz de la luna bañaba las calles de Velkan con su resplandor plateado, revelando los cuerpos inconscientes de los habitantes que, hasta hace unos minutos, habían sido arrastrados por el caos. Seth respiraba con el cansancio de la batalla internaba que había enfrentado. Mia salió de la catedral con pasos firmes, sintiendo el eco de su propio poder aun vibrando dentro de ella. Pero lo que más pesaba sobre sus hombros no era la batalla que acababa de enfrentar, sino el hombre que sostenía a su lado. Seth apenas podía mantenerse en pie, su cuerpo tembloroso tras la lucha interna que había librado. Mia lo sujetaba por la cintura, manteniéndolo erguido mientras avanzaban hacia la plaza, donde los demás los esperaban.
Al llegar a la plaza, los ojos de sus aliados se clavaron en ellos. Liam, Lukas, Alanys y Deimos estaban allí, observando el extraño escenario que se desplegaba ante sus ojos. El pueblo había caído en un sueño profundo, como si la energía corrupta hubiera desaparecido de gol