Las semanas pasaban y las noticias de Donovan siempre eran las misma.
Habían días en los que no quería levantarme de la cama, pero mi bebé me daba fuerzas para hacerlo.
— Quiero trabajar — Le dije a Octavio esa mañana.
El me miró, y después apartó su plato de la mesa.
— Estás embarazada, y tu cara está por todos lados, sería una locura que lo hicieras — Me recordó.
— Ya estoy harta de esconderme, yo no he hecho nada y ya todos lo saben, y sobre el embarazo, pues aún no se nota — Le dije.
— Es una locura, pero yo no puedo retenerte aquí, solo ten mucho cuidado — Me dijo el.
— Gracias — Le dije con una pequeña sonrisa.
— ¿Y dónde piensas buscar trabajo? — Me preguntó.
Yo le mostré el diario y le señale un anuncio, una panadería estaba buscando trabajadores.
— ¿Sabes hacer pan? — me preguntó.
— No, pero yo puedo aprender — le dije entusiasmada.
— Está bien, pero cuídate mucho, llámame en cuanto llegues a ese lugar —
Yo Asentí con la cabeza y me comí el desayuno con más ánimo.
*
Mas tard