La ira en su rostro hizo palidecer a Olivia mientras su cuerpo tocaba el material del escritorio se sentía pequeña ante la mirada de su esposo que en ese momento parecía querer comérsela viva mientras al otro lado de la habitación se encontraba su adorada amada llorando desconsoladamente, Aidan tenía a las mujeres a ambos lados de el cualquiera que lo viera en ese estado preferiría cavar su propia tumba que estar delante de él una mínima equivocación sería como activar una bomba nuclear, el color de sus ojos describía su alma en ese preciso momento, el ambiente emanaba peligro con todo el esplendor de la palabra y todo el mundo se sentiría pequeño ante él.
- Olivia, Olivia— susurró en voz baja acercándose a su esposa, pero Olivia Sabia que podría morir estrangulada por el hombre, y era consciente de que no tenía escapatoria no había manera de escapar de la ira de Aidan. — Yo - Olivia guardó silencio de inmediato, ¿qué le diría? Ella más que nadie debe de saber que nunca le creería, solamente al sentir su respiración muy cerca ella supo que su final está cerca. — Te has dado cuenta de lo que has hecho - Su vos eras mortalmente fría, sus ojos eran como dagas filosas, a pesar de que la calefacción estaba encendida la Oficina se sintió fría— Responde maldita sea, has tenido las malditas agallas de dañar a la persona mas buena que conozco y no es la primera vez. — No le hagas nada - Mariana se había puesto de pie, Aidan estaba tan enfurecido que toda su atención fue puesta en Olivia, pero cuando se dio la vuelta para mirar a Mariana sus ojos se oscurecieron aún más al observar el rasguño en el rostro de Mariana - No le hagas nada en nombre del amor que nos tengamos, ella no estada a recibir mucha atencion. - Te atreves a defenderla - Aidan se había acercado a Mariana acunando el rostro de su amada, pero no había que ser muy inteligente de que el hombre podría matar a Olivia si Mariana llegará a expresar algún tipo de dolor. — No la defiendo es mi hermana, yo solamente vine a decir que el 14 estaremos preparando una pequeña fiesta por su cumpleaños que es ese día y quizás dije algo que le molestó, además no importa enserio amor, no importa que incluso ella me diga que no soy capaz de darte ningún hijo, ella, ella es mi hermana - Mariana volvió a sollozar, pero con cada palabra que expresó que no pasaba nada, era como rociar gas para que las llamas se encendieran. Olivia se mantuvo en silencio con la cabeza agachada, ella realizó un gesto aquello no era así, excepto en la parte de mencionar su esterilidad, pero tampoco se culpaba por aquello la hostilidad de su hermana no era nada más porque ella estaba casada con Aidan, nunca se habían llevado bien, Aidan no había expuesto absolutamente nada la oficina seguía cayendo en un silencio sepulcral, pero entonces la siguiente acción había asustado a Olivia, eran dos floreros una de ellas cayó empapando el vestido costoso de Mariana, y el contenido del otro fue vaciado por encima de la cabeza de Olivia esta vez un fuerte golpe recayó en la zona del abdomen de la mujer que perdió el equilibrio al instante mientras incluso respirar dolerá después de aquel golpe, un instante más tarde Aidan volvió a agarrarla del cuello. — Te mereces la muerte, eres una mala mujer, te odio como nunca he odiado a alguien - Aidan empujó el cuerpo de Olivia con demasiada fuerza logrando que volviera a caer al suelo. Aidan tomó el cuerpo de Mariana en brazos y antes de salir la mujer le dedico una sonrisa llena de Victoria a su hermana y el movimiento de sus labios dejó en claro que había expresado alguna palabra, Olivia se había sentado al suelo viendo partir a su esposo con su hermana, pero sabía perfectamente lo expresado por su hermana. — LO VES - fue lo que pudo captarse de los labios de su hermana, claramente Mariana estaba haciendo alusión a lo que le había dicho antes que no importa cuánto Aidan quiere a su hijo, todo sería como ella lo quisiera. — Me duele amarte, soy una masoquista— Olivia se tomó del rostro dejando que las lágrimas resbalen por sus mejillas. — Señora - Frida había observado a Aidan saliendo de la Oficina con Mariana en brazos de manera inmediata dedujo que algo había ocurrido y aquello involucraba a su Jefa. Mientras tanto en el vehículo Aidan coloco suavemente el cuerpo de Mariana - No debiste hacer eso, Aidan - su voz era demasiado suave y Aidan se derritió ante ella - el golpe no importa, pero te repito que es mi hermana - Mariana en sus adentros estaba festejando, sabía que mientras más hablé más Aidan odiará a su hermana. — No es nada, me dices que no es nada cuando tiene un rasguño en tu rostro, ahora mismo vamos a succionar esto, no quiero ninguna cicatriz en tu rostro cielo. — ¿No me vas a querer con una cicatriz, te voy a parecer fea? - Los ojos de Mariana se volvieron a cristalizar y Aidan rápidamente el beso. — Tú me pareces perfecta, incluso si llegas a estar lleno de barro para mi serás perfecta— Murmuró el hombre. El transcurso del día pasó en un abrir y cerrar de ojos luego del percance del cual nadie se había dado cuenta la empresa no perdió su rumbo todos trabajando incluso Olivia no se dio más tiempo de pensar en lo ocurrido aunque todavía dolía en el alma lo ocurrido , y el golpe que había recibido la hizo retorcerse por los siguientes dos horas, incluso la había mareado, aunque ya había recibido una bofetada un golpe de puño era totalmente diferente, una lágrima traicionera volvió a recorrer su rostro, su único delito fue amar al único hombre que no debía, incluso si huye, a su regreso el destino volvería a unirlos. Entre tanto en el estudio de la Villa en donde conviven Aidan y Mariana todas las luces estaban apagadas, el hombre sostenía una copa de Licor mientras su vista se perdía por la ventana, hacia cerrado sus ojos por un instante y en su mente llego el momento en que había golpeado a Olivia, Aidan abrió rápidamente los ojos, había visto como se retorcía de dolor, por una pequeña fracción la culpa se vislumbró en sus ojos, pero al segundo nuevamente era eliminada al pensar en Mariana, Aidan muy pocas veces perdía la compostura, muy pocas veces se dejaba dominar por la furia, agarro su teléfono celular y entonces vio la fotografía de las Flores y el chocolate y de manera inexplicable el enojo volvió a azotar 10 veces más, pero una sonrisa ladina tiró de sus labios,la fotografía que tenía era la de los obsequios en la basura así que entró al chat que quería. ●DESTINATARIO: Alexis Fráncfort ●REMITENTE: AIDAN DUMONTS. — Te agradezco por el obsequio a mi esposa, pero no hacía falta, de hecho encontré un mejor lugar para ellos. Fue el texto que Aidan escribió adjuntando el archivo de la foto y se lo envió al hombre, inesperadamente aquella acción hizo que Aidan mejore su humor, entre tanto un relámpago había iluminado toda la habitación, seguido de un diluvio, aquello iluminó el despacho dejando ver el rostro de Aidan peligroso, pero satisfecho por su reciente acción. Olivia había olvidado que no tenía el vehículo, puesto que había venido con Aidan o mejor dicho la trajo hasta el Hotel, posteriormente ella había tomado taxi hasta la empresa, pero en estas condiciones no encontraría ningún taxi cerca. — Señora - el guardia con una sonrisa le había dirigido la palabra. — Alfonso, se nos vino la lluvia— Expresó Olivia, aunque fue imposible no realizar alguna mueca al sentir una pequeña punzada en su abdomen. — ¿Se encuentra bien, señora? - El guardia se había percatado de que la mujer se había puesto pálida. — Sí, estoy bien - Respondió con una sonrisa forzada Olivia. — Está el vehículo Empresarial, puedo hablarle al chófer y que la lleve, señora. — No, Alfonso - Olivia grito escandalizada - Todos merecemos descansar, es su horario de descanso, él tiene su familia, y sus hijos esperando por él, por mi no espera nadie, así que puedo esperar que pare la lluvia. El guardia se quedó en silencio, todos sabían del desprecio del Presidente con ella, pero entonces un vehículo 4×4 se estacionó por delante de la empresa, aunque eso estaba prohibido, el cristal de la ventana descendió dejando ver un apuesto rostro que Olivia conocía Perfectamente, esa sonrisa coqueta, observa que la persona se colocó en celular en su oído y segundos después el móvil de Olivia había sonado. — Ven, yo te llevo hasta el fin del mundo - Expresó el hombre dedicándole otra sonrisa a la mujer, de esas sonrisas que pueden hacerte temblar. Olivia no había contestado, pero colgó con la llamada, se despidió del guardia de manera amable y se dirigió hasta el vehículo, el hombre estuvo cerca de bajar para abrirle la puerta, pero Olivia le hizo un gesto con las manos y ni bien se subió su mejilla fue presionada duramente por los calurosos labios del hombre. — Aunque mi obsequio haya terminado al basurero, no importa tengo dinero para comprar toda una florería y mandártelas todas - Olivia frunció el ceño, y Alexis al observar su confusión le facilito su teléfono celular leyendo todo lo que Aidan escribió no obstante lo que colmó el vaso de agua fue observar la fotografía. — Alexis lo lamento - Olivia estaba apenada. — No te culpo estás casada con un cavernícola— Alexis había sonreído - pero que estás conmigo aquí y ahora recompensa todo. Olivia solamente se mantuvo en silencio, se lamentó profundamente no albergar sentimientos románticos por Alexis, de lo contrario todo sería más fácil. Desde el estudio de la Villa un pensamiento había brillado en la mente de Aidan así que levantó nuevamente su teléfono celular. — Señor Presidente, dígame— Frida, con tan solo ver el nombre de Aidan en la pantalla de su celular había sudado frío. — ¿Tu jefa ya salió de la Oficina?— su tono de voz indiferente y escalofriante hizo que Frida tragará saliva, el hombre había grabado que él la había llevado hasta el hotel entonces no tenía su vehículo. —He hablado con el guardia, la señora fue recogida por el señor Fráncfort— Al momento siguiente de escuchar lo emocionado por Frida, Aidan Dumonts se había puesto de pie enfurecido en su totalidad, la llamada había terminado y la ira en su mirada era fuego calcinante.