Tomarlo con Calma
Durante varios minutos, Ana simplemente respiró tratando de llevar sus pensamientos a la serenidad; era necesidad pura, el intento torpe de hallar un punto estable dentro del remolino que su propia existencia parecía haber despertado.
Había dormido demasiado. Había soñado y aun así, su cuerpo se sentía como una cuerda tensa que no sabía si debía romperse o aflojar. Lo primero que hizo apenas Charlotte se marchó, fue elegir un cambio de ropa.
Tomó uno de los vestidos que había comprado con ella en el mercado. Era parecido a los que usaba para trabajar, con la diferencia de que este tenía colores más vivos, menos gastados, y ninguna costura improvisada que confesara una vida de remiendos. Era ropa que no tenía otro dueño. Lo miró sosteniendolo delante de ella. Era muy bonito y la idea de que sea lo primero que había elegido por ella misma, le llenaba de alegría. Amaba ese vestido, lo que representaba y amaba la amistad con Charlotte.
“No quiero irme” Pensó.
Finalment