DADDY?
DADDY?
Por: Dylaenne-Hobrien
-1-

“Pago Rechazado”

En todas las facturas ponía lo mismo. Desplomó el rostro sobre la mesa, lamentándose de su mala suerte. En menos de tres meses se había quedado sin trabajo, no tenía estudios superiores y vivía solo desde hace tiempo.

Volvió a levantar la cabeza y miró las facturas. Agarró una y la observó durante un buen rato. Era la factura del hospital. El tratamiento le vencía y le quedaban pocas hormonas.

-Un mes- se dijo. Le quedaba un mes de hormonas y sin apenas dinero.

Arrugando la factura se puso en pie, caminó hacia la salida del apartamento, agarró su cazadora, el móvil, su cartera y las llaves y salió. Caminaba rumbo al banco. Intentaría convencerles de que le hicieran un préstamo, uno pequeño.

Llegó ante la entrada de la sucursal, tragó saliva y empujó la puerta. No había mucha gente. Sólo vio a una pareja, una mujer mayor y un hombre de traje negro y que le daba la espalda.

Viendo a una de las trabajadoras libre volvió a tragar saliva y se dirigió hacia ella.

-Ho-hola- saludó tímidamente.

La mujer dejó lo que estaba haciendo y le miró.

-Hola ¿Deseas algo?- le preguntó con una amable sonrisa.

Él, afirmando con la cabeza, se aclaró la garganta y respondió:

-Yo…me-me preguntaba si…po-podría pedirles un… pequeño préstamo…no muy grande, solo de unos…¿Dos mil dólares?-

No se dio cuenta que el hombre de negro, disimuladamente, pegó la oreja.

-Bueno, los préstamos solemos darlos de cantidades un poco más elevadas- dijo la mujer sin dejar de sonreír.

-Verá, es que…ya no sé cómo hacerlo…-

El hombre de negro prestaba completa atención a la conversación del chico con la mujer.

-Yo…me-me he quedado en paro…no-no tengo estudios ni nada y…-

La administrativa vio cómo aquel chico dejó ver llamativas lágrimas brotar de sus ojos.

-No…no llores, calma- intentó tranquilizarlo poniéndose en pie y posándole una mano en su brazo -Puedo preguntar si hay alguna forma de conceder un microcrédito-

-¿En serio?- se enjugó las lágrimas el joven.

Ella le dedicó una sonrisa de lo más tierna y comprensiva.

-Sí- contestó -Espera un momento y enseguida vuelvo-

Ésta se fue en busca del director de la sucursal y desapareció tras una puerta. El hombre de negro se movió levemente hacia el chico para dándose media vuelta verle.

-¿Hola?-

El joven giró el rostro…Y se topó con un hombre de cabello negro, orbes verdigrises y barba que le miraba fijamente. Turbado, notó cómo sus mejillas ardieron.

El tipo era realmente atractivo. Bastante más mayor que él pero en absoluto le pareció un viejo.

-Siento ser un grosero pero no he podido evitar oírte decir que te has quedado sin trabajo- dijo el moreno.

-Da…da igual-

La manera en que ese hombre le miraba le intimidaba y atraía a partes iguales. Se sentía cohibido y al mismo tiempo empezó a darle calor. Le echaría la culpa a lo de aún ser virgen.

Aquel hombre no apartaba los ojos de él provocando que un tiovivo apareciera en su estómago.

-Discúlpame de nuevo, me llamo Mark- se presentó el azabache extendiendo una mano pero sin romper el contacto visual con él -Mark Owen-Scott-

El joven miró su mano para después hacerlo al hombre quien esbozando una sutil sonrisa preguntó:

-¿Y tu nombre es? Si es que se me permite saberlo, claro-

Nervioso, el chico respondió tartamudeando:

-Jo-Nick…mi nombre es Nick…O…O’Brian-

Sin esperarlo, Nick notó cómo Mark le agarró la mano con la suya por lo que se le escapó un tenue gritito. Pero lo que de verdad le dejó impresionado fue ver cómo en vez de estrecharle la mano de la manera habitual lo hizo con suavidad. Casi como si le acariciara. Y eso puso aún más de los nervios al joven.

-Aún no ha llegado el director pero me han dicho que no tardará, que estaba en la sucursal tratando un tema de…-

La mujer de antes reapareció ante ellos para quedarse muda y a cuadros al ver las manos de ambos unidas.

Vacilante, miró al moreno quien a su vez lo hizo a ella.

-¡Se-señor S-Scott!- exclamó ella más que sorprendida.

Nick soltó la mano del mayor para observando a uno y otra retroceder.

-Yo…lo-lo siento…-

-¿Por qué pides disculpas?- inquirió Mark.

Nick miró a la mujer para inmediatamente después hacerlo a él.

-Bu-bueno, ella…usted…le-le conoce y supongo que…le estaban esperando…y no quiero molestarle…-

Mark giró la mirada hacia la mujer para seguidamente volver a mirar al joven.

-Por lo que veo sí, me estaban esperando- dijo con tono burlón.

-Lo he… supuesto, disculpe por molestar-

Justo cuando se dio la vuelta para irse, oyó las palabras que menos imaginó:

-El señor Scott es el director general de la sucursal y podrías explicarle tu situación- dijo la mujer.

A Nick casi le da un infarto. Girándose sobre sus pies miró al moreno quien sonriendo de forma pícara apoyaba un brazo en el mostrador.

-Yo-yo…no-no…no tenía ni…i-idea…- titubeó el joven.

Dejando caer su brazo, Mark avanzó hacia él, metió las manos en los bolsillos de su pantalón y dedicándole la sonrisa más traviesa además de atractiva que jamás Nick hubiera visto, le pidió:

-¿Me acompañas hasta mi despacho y me explicas mejor tu situación, Nick?-

Nick miró por el rabillo del ojo a la mujer para enseguida hacerlo al hombre.

-No…no creo que pueda ayudarme…-

-Eso deja que yo lo decida- cortó Mark -Por favor, acompáñame- invitó señalándole el camino hacia su despacho.

Nick se retorció las manos.

-No…no creo que pueda ayudarme- volvió a decir -Aunque me… concedieran un…microcrédito, estoy en el paro y…-

Mark se acercó hasta él. Suavemente posó una mano en su espalda y lo hizo caminar diciendo.

-Ya le buscaremos una solución, Nick-

Y ambos echaron a andar rumbo al despacho del mayor para desaparecer tras la puerta. Ese sería el primer paso para Nick y el cual haría que toda su vida cambiara…

Por completo.

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